| El Big Ben, parece mas pequeño cuando se esta frente a el. El nombre de Big Ben es el que se le da a la campana que suena al tocar las horas, pero siempre el Big Ben es para todos el reloj.
Cruzamos el Támesis por el puente de Westminster que esta en obras, y a la derecha van apareciendo las siluetas de las Casas del Parlamento, y a la izquierda la impresionante London Eye, que a primera vista da la impresión de que esta parada, pues su movimiento es muy lento. Nos acercamos hacia el London Eye, que no estaba demasiado concurrido. Su encanto es poder disfrutar de unas vistas excepcionales de todo Londres, y como el día estaba nublado y con momentos de lluvia, no era el mejor momento para subirse a ella. Al lado de la noria una exposición sobre el universo de Dalí atraía más público que el London Eye. El acuario que también esta en la misma zona, estaba ya cerrando.
Con algún pequeño rodeo y sorteando las obras que nos encontrábamos, llegamos a la estación de Waterloo, que es donde salen los trenes que van a Salisbury. Y a Salisbury queríamos ir para poder visitar Stonehenge. Comprobamos los horarios de los trenes, vimos otra vez la omnipresencia policial por toda la estación y después de utilizar los baños de la estación, de pago, volvimos por donde habíamos venido. De nuevo el Big Ben nos recibía, ahora que la lluvia había cesado y el sol mostraba sus últimos coletazos del día, más radiante que antes y caminando un poco mas nos adentramos por el parque de Saint James: Patos, cisnes, pájaros y ardillas se acercaban a saludarnos.
Eran las 8 y media de un sábado noche, y las calles adyacentes al parque, estaban desiertas. Tan sólo la Piccadilly Sreet, mostraba algo de vida. Cenamos en el Garfunkels, mientras la noche se iba apoderando de las calles y las luces de neón de los letreros luminosos de Piccadilly Circus empezaban a congregar a cientos de turistas.
Durante la cena, el Racc me llamó para comunicarme que mi carné de conducir ya estaba en Londres. Cogimos un autobús para que nos llevara a Victoria Station. El billete de autobús vale 1.20 libras (1.80 euros). Atravesamos la estación pues era la manera mas rápida de llegar a nuestro hotel, y después de zapear algo la televisión dimos por concluido nuestro primer día de viaje… mañana debíamos recoger el carné y explorar mas Londres.
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