HISTORIA
El origen próximo de Burgohondo se sitúa en torno al siglo XI, cuando Raimundo de Borgoña, marido de Doña Urraca, hija de Alfonso VI, inicia la repoblación de estas tierras, con gentes venidas, principalmente, de Galicia y Vascongadas.
A principios del XII, la zona es del Señorío de las Órdenes Militares, posiblemente la de San Juan de Jerusalén, que contribuyó a la consolidación de los territorios conquistados.
A mediados de este mismo siglo se funda en medio de bosques impenetrables y deshabitados, el convento de canónigos regulares de la Orden de San Agustín, a quienes se debe un trabajo fundamental para roturar terrenos que se abrieron al cultivo.
La Abadía, que todavía sigue llamándose así, se convierte en la capital de trece aldeas.
Burgohondo, situado en lo más profundo del barranco, cerca del río Alberche, que se cruza por un largo y vetusto puente de tres arcos semicirculares, empieza a llamarse «Burgo del Fondo».
SITUACION GEOGRAFICA
Burgohondo se encuentra en el centro geográfico de la comarca del Alberche.
De los 176 kilómetros de longitud que tiene el río del mismo nombre, pasan por el término de Burgohondo unos 7,5 kilómetros aproximadamente.
Tiene una gran vegetación, compuesta principalmente por alisos, además de fresnos, sauces, mimbreras, chopos, nogales, robles, pinos, etc., que alberga una fauna rica y variada, donde podemos encontrar comadrejas, nutrias, garzas, patos salvajes, galápagos, herrerillos, rabilargos, milanos, etc.
En sus aguas: barbos, bogas, cachuelos, gobios y las ricas truchas en la parte alta, desde Puente Arco, y en algunas gargantas con sus frías y cristalinas aguas.
Confluyen en él las carreteras de Navaluenga (AV-903), de Ávila-Casavieja (AV-900), la de Serranillos (AV-913), la de Navatalgordo y la de Navarredondilla.
Hay 36 Km. hasta Ávila y 120 hasta Madrid.
La extensión municipal es de 54,14 Km², y su población, 1.243 habitantes.
ENTORNO Y NATURALEZA
Burgohondo se encuentra situado en el valle del río Alberche, recorrido por éste de Oeste a Este, que lo divide en dos partes. Queda limitado al Norte por las estribaciones de la Sierra de la Paramera, y al sur por la de Gredos, lo que le hace contar con un microclima que favorece la producción de frutas, uvas y hortalizas de gran calidad. Sus melocotones son apreciados en toda España por su gran sabor.
El municipio tiene una extensión de 54,14 Km². Su población es de 1.243 habitantes, agrupados en el casco urbano y en núcleos diseminados en torno al río Alberche. Cuenta además con diversos núcleos rurales de diversa entidad, antiguas poblaciones de agricultores y ganaderos cercanas a las explotaciones, de difícil accesibilidad, lo que justificaba su dispersión y carácter estacional. Todas ellas tienen hoy un denominador común: localización en parajes de gran belleza, y nos recuerdan trabajos y formas de vida de antaño, con sus hornos de hacer pan, casillas, potros de herrar animales, fuentes naturales...
Nos ofrece Burgohondo la Abadía de Santa María, antiguo convento de la Orden de San Agustín, joya románica (cuna de todos los pueblos de la comarca) del siglo XII, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1983. Su iglesia se alza junto a los restos del claustro del siglo XVI, contando con una fuerte torre. En el ábside redondo aparecen verdugadas de ladrillo y signos mudéjares, presentes también en las pinturas aparecidas tras el retablo del Altar Mayor. Lo más notable es su orla, llena de figuras realizadas con gran delicadeza y resolución.
No obstante, cuenta con otras construcciones de gran arraigo y abolengo entre los vecinos: las Escuelas Viejas, construcción realizada por los vecinos de Burgohondo para impartir las clases hace más de cuarenta años.
El puente de Puente Arco, la Ermita de San Roque, Ermita de los Judíos, la Plaza Mayor cuadrada, donde se desarrollan los festejos taurinos...
Posee numerosos rincones, entre sus calles, de gran belleza y varios escudos esculpidos en los dinteles de algunas casas.
Los alrededores son de una increíble belleza natural, con mucha vegetación. Al estar regados por el río Alberche, numerosas gargantas y riachuelos serranos forman caprichosas formas en la orografía del terreno.
Si seguimos aguas abajo, llegamos por corrientes más o menos rápidas –ideales para la práctica del piragüismo de montaña– a la zona de baño de Puente Arco. Para pasar una tarde tranquila, con el frescor del agua y los alisos, podemos acercarnos hasta el Pantanillo o El Cañal, poco frecuentados y llenos de encanto.
En torno al río Alberche se han desarrollado numerosas construcciones de temporada, que han impulsado la vida del pueblo: Puente Nueva, Matalaceña, Vado del Rey, Tabla de los Abades, La Peguera...
Por otra parte, Burgohondo ofrece a los amantes de los cazadores y pescadores buen número de incentivos. Es notable la presencia de la perdiz roja, la liebre, palomas y abunda igualmente el jabalí. Por su parte, el pescador encontrará en las limpias aguas del Alberche barbos, bogas, cachuelos, gobios y exquisitas truchas. Turismo ecuestre y senderismo son prácticas perfectamente factibles en la riqueza ambiental de la naturaleza de esta comarca.
Cuenta esta localidad con varias fiestas que jalonan el año, rompiendo la monotonía del trabajo cotidiano.