Diciembre mes de compras, se acerca navidad, preparativos, emociones y alegrías, pero a Yovana, le embarga una enorme sensación de tristeza y temor; pensativa en su puesto de venta de periódicos y revistas ubicado en “Mesa Redonda” el mas grande emporio comercial de Lima Perú. A pesar de haber transcurrido ya diez años, no logra olvidar esos momentos que marcaron su vida. Aquel fatídico día, cuando un dantesco incendio con sus voraces llamas redujeron a escombros decenas de centros comerciales, galerías y depósitos donde perdieron la vida cerca de trecientas personas, centenares de heridos y muchos desaparecidos.
Las casas comerciales, galerías y calles adyacentes a “Mesa Redonda” se encuentran literalmente abarrotadas de comerciantes procedentes de diferentes partes del Perú, procurando conseguir la mejor oferta de artículos navideños entre juguetes y artefactos importados.
Yovana, con pena y nostalgia rememora ese 29 de Diciembre cuando al parecer la chispa de un artefacto pirotécnico originara tan terrible tragedia, ella se encontraba en una de las galerías comerciales, al percatarse que mucha gente corría presa de pánico y desesperación, se abrió paso como pudo, corría, colisionaba, caía, avanzaba atropellando, jadeante ya sin fuerzas llegó al puesto de ventas de periódicos donde se encontraba Betsavé su anciana madre.
Sin pensarlo mucho y con las pocas fuerzas que le quedaban la tomó del brazo y trató de alejarla del peligro pero ella se negaba a abandonar su negocio, su único fuente de ingreso; presa de incontrolable desesperación casi a rastras y empujadas por la multitud con mucha dificultad la sacó del lugar, mientras sentía el calor del inmenso fuego de llamas muy cerca a sus espaldas avanzaba devorando todo a su paso; puso todo su esfuerzo, avanzaron pero las fuerzas la abandonó y cayo desvanecida.
Luego de unos momentos recobró el conocimiento, se encontraba muy lejos del peligro, sentada en la vereda, junto a ella su madre, lloraba con las manos juntas mirando al cielo orando, dando gracias a Dios por el milagro de haberla salvado. Yovana, incrédula no lograba comprender como podían encontrarse en un lugar alejado y seguro.
La salud de la anciana mujer quedó muy afectada por las consecuencias de aquellos trágicos y dolorosos momentos vividos, postrada en su lecho, siempre preguntaba por su negocio, jamás se enteró que lo habían perdido todo, una mañana, llamó a su hija y tomando su mano entre las suyas le dijo:
-Gracias hija por haberme salvado la vida, estoy segura que Dios te ha dado tanta fuerza para llevarme cargada muy lejos de las llamas, cuida el negocio y no te olvides de mi compromiso todo los años, me lo tienes que prometer.
-Descansa mamita, y no te preocupes yo prometo continuar con tu compromiso.
El compromiso a que se refería doña Betsavé era el compromiso que ella se había hecho con los niños del colegio de su barrio a quienes cada año en navidad con las pequeñas ganancias que ahorraba les agasajaba con una chocolatada entregándoles panetones y juguetes.
Un día doña Betsavé convaleciente en su lecho pidió que la sacara al patio decía que había soñado que llegaría vestido de blanco la persona que les salvó la vida, debería recibirla. Para no contradecirla la condujeron en su mecedora, ella permanecía con los ojos cerrados, movía los labios sin pronunciar palabras, las manos juntas en actitud de oración, de pronto todos vieron que una paloma blanca batiendo las alas muy suavemente se posó en el suelo frente a ellos por unos momentos, caminó y se perdió debajo de un automóvil estacionado luego desapareció, la buscaron pero no la hallaron por ningún lado.
La anciana, cesó de orar, se quedó dormida, tan dulce y tan profundamente el sueño que ya no es posible despertar nunca; todos comprendieron entonces que el ángel que les salvó la vida esta vez había venido a llevársela al cielo.
Yovana desde aquella fecha, nunca olvida la visita de su ángel salvador y cada año en navidad con emoción y mucha voluntad, superando toda dificultad, organiza el evento que su madre realizaba, regocijándose con la sonrisa y la felicidad que percibe en el corazón de cada niño.