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Virtualidad y política (2)

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Sentido, necesidad y límites del orden normativo

Es bien sabido que las capacidades simbólicas y virtualizantes del ser humano descansan en el funcionamiento de la corteza cerebral, mucho más extendida en nuestro caso que en el de cualquiera de los otros primates y, por supuesto, del resto de los mamíferos. Por ejemplo, tenemos cuatro veces más neuronas corticales que nuestro primo más cercano, el chimpancé. A este exceso de capacidad cortical se le denominó en el siglo pasado "áreas asociativas", aunque en realidad solo se sabía que eran áreas vacantes, pues no estaban comprometidas con funciones motoras ni de sensibilidad. Hoy sabemos que son las que permiten nuestras funciones simbólicas, probablemente mediante un algoritmo interno parecido al que opera en la evolución de las especies (selección natural). Entre esas funciones simbólicas están, por supuesto, en primer lugar las funciones linguísticas, por ser las más antiguas ya enraizadas parcialmente en ciertas áreas del neocortex (áreas de Brocca y de Wernicke), aunque con todavía un amplio grado de variabilidad de cerebro a cerebro. Si somos bilingues o trilingues, por ejemplo, cada idioma es almacenado separadamente. Los hombres y las mujeres organizan su almacenamiento de manera distinta, y por supuesto también lo hacen los zurdos y los derechos.

Enseguida tenemos las funciones normativas, de diverso carácter, por ejemplo lógicas o éticas. En el fondo, las funciones lógicas y éticas se compenetran ya que la ética no viene a ser otra cosa que la depuración lógica de los automatismos morales que nos imponen el amor y el temor a nuestros padres. Esta depuración va siendo realizada por el análisis racional, conforme la función lógica se desarrolla progresivamente en el camino hacia la edad del "uso de razón" NOTA 2. Las funciones normativas jurídicas, naturalmente, pertenecen a un orden de virtualidad mucho mayor, al implicar la existencia del Estado y de la economía. Pero no es difícil mostrar el nexo natural entre las funciones primordiales linguísticas y éticas con las funciones jurídicas, vía las relaciones de dominio (origen de la política) y las relaciones contractuales (origen de la economía). La coordinación de la acción humana a través de los pactos de dominio y de las obligaciones contractuales, ambas sustentadas por la ética y el lenguaje, dan fundamento al edificio fabuloso de ese cuerpo humano colectivo que llamamos civilización.

Ética y técnica

A pesar de su carácter fundamental, quiero sostener sin embargo, un poco contra las buenas maneras establecidas, que las funciones éticas no representan lo más excelso de los bienes de la cultura. Por el contrario, creo que corresponden más bien a "males necesarios", hasta donde podemos considerarlos inevitables. Lo mejor de la cultura es más bien la actividad interesante y creadora, la conversación con otros seres humanos (especialmente el humor), y la contemplación de la belleza en todas sus formas, desde las más naturales, como un atardecer de verano o una mujer bonita, hasta las más abstractas como la música de Chopin o los murales de César Valverde. También, por supuesto, la contemplación de esa otra clase de belleza abstracta representada por las verdades matemáticas o las portentosas creaciones de la técnica. Podría agregar tal vez los arrebatos místicos o amorosos, pero tengo serias dudas, dada la cantidad de acciones insensatas a que somos arrastrados los seres humanos llevados por esas experiencias.

Lo normativo en este contexto no puede ser otra cosa que instrumental, un medio no deseado, por el que se paga un alto costo, que sin embargo no tenemos más remedio que emplear para poder disfrutar suficientemente de aquello que de verdad nos interesa. Lo normativo surge en defensa de la libertad, y la libertad conviene que exista por la necesidad de experimentar en un mundo en que el conocimiento es supremamente limitado. Lo normativo entonces es consecuencia de la necesidad de permitir el experimento de todos los miembros de la especie. Por eso estoy convencido de que debemos tratar de reducir al máximo el campo de las soluciones éticas. Repudio las fantasías infantiles que deseaban que hubiera un terremoto para demostrar nuestro buen corazón atendiendo a los heridos; o la realidad de muchas madres desquiciadas que solo están felices cuando sus hijos se enferman para prodigarles sus cuidados maternales. Dichosamente, los medios de evitar la ética cada vez están más disponibles gracias al progreso de la técnica. Otra manera de decir esto es que, en la medida en que tenemos conocimiento, debemos disfrutarlo, y gozar de las soluciones que nos ofrece la causalidad natural domesticada por la técnica. Debemos evitar a toda costa considerar la normatividad como un fin en sí mismo. Siendo un artefacto de la defensa de la libertad debe restringir la libertad lo menos posible.

El problema moral, surge en la mayor parte de los casos como resultado de vivir en una situación de escasez. Los manuales de moral del siglo pasado abundaban en falsos problemas como este: si se está hundiendo una lancha en que usted va con un adulto enfermo y un niño, y existen solo dos salvavidas, ¿cómo los distribuiría usted? Por supuesto, la única solución razonable es no hacerse a la mar a menos que tengamos suficientes salvavidas para todos. En Costa Rica aborrecemos el militarismo, y quizá por ello hemos tratado de mantener a la policía lo más reducida y lo menos equipada posible. La fuerza pública, que en otros países hermanos los ha transformado en países ocupados por su propio ejército, nos ha parecido siempre mucho más de temer que los delincuentes. Preferimos las soluciones tecnológicas: una alarma o bastón para evitar el robo de carros, o las omnipresentes rejas en las casas de San José para prevenir atracos domésticos.

Un caso interesante de solución tecnológica, eminentemente virtual, a un problema con solución normativa tradicional, puede ser observada en el caso de las transferencias de dinero entre los bancos. En Costa Rica por lo menos, la transferencia física de valores en carros blindados es una de las ocasiones más frecuentes para el delito de apropiación indebida. Constantemente ocurren atracos de este tipo por montos millonarios. Y sin embargo, sería posible hacer esas transacciones, en forma completamente segura, con moneda virtual, por medios electrónicos -por ejemplo, vía Internet-, gracias a los avances de una disciplina informática muy importante, la criptografía. Por supuesto, ello implica cambios sociales considerables y difíciles de implantar, pero los beneficios en seguridad, y en eliminación de complejidades normativas, serían impresionantes. Entiendo que nuestras instituciones bancarias están en proceso de transformación en ese sentido. Sin embargo, obstáculos no faltan; volveremos sobre este tema más adelante.

En un plano superior de virtualidad, el delito puede verse como un engendro de la escasez, que solo puede superarse por el acceso a la abundancia. Los seres satisfechos, a menos que sean enfermos mentales, no son delincuentes. La mejor manera de cerrar prisiones es abrir fuentes de trabajo. El aumento de productividad de la nación, que el estado del conocimiento, incluido muy especialmente el conocimiento económico, permite hoy, es la única vacuna permanente contra la mendicidad, la delincuencia y la violencia. Sin embargo, muchos costarricenses creen todavía que estos problemas pueden resolverse multiplicando la intervención del Estado, o manteniendo la existencia de instituciones asistenciales públicas cuyo renglón presupuestario más importante son los salarios.

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Autor: Claudio Gutiérrez
Enviado por webalia - 01/03/2000
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