1/2 DOCENA DE HUEVOS
Llevo un tiempo intentando adquirir ese conocimiento liberador que me ayude a comprender el porqué de las cosas. El estudio de la física cuántica me ha abierto los ojos al descubrimiento de cómo se comporta la materia y cómo se suceden los acontecimientos a partir de la atención que se les conceda. Y todo esto ha coronado con mi experiencia (infantil experiencia) de la 1/2 docena de huevos. Este fin de semana, en mi provisión de víveres para la subsistencia y revisando las existencias en la nevera, creí necesario, entre otras cosas, adquirir 1/2 docena de huevos.
Cuando me dispuse a hacer la compra, resulta que sólo tenían los huevos por docenas, con lo que me vi obligada a llevar el doble de lo que necesitaba y que de modo reiterativo se había hecho espacio en mi mente: "necesito sólo 1/2 docena de huevos". Pues bien, con la compra hecha y ya llegando a casa, se me resbaló el asa del carro y ¡paff! se cayó al suelo. No se salió nada, pero al sacar los huevos se habían roto unos cuantos. ¿adivináis la cantidad? "SEIS".
¿Casualidad?, no, realidad pura y dura. A cada momento la vida se sucede de esta manera, pero no estamos atentos a esa materialización de nuestros pensamientos. Cada imagen vívida que se aloja en nuestro cerebro es un plano de nuestra próxima realidad, sea nimia o importante, sea deseada o temida, cada idea concebida se encamina hacia un parto seguro. Pero cuando se tiene constancia tan palpable de ello, gracias a la atención estudiada, la fe deja de ser tal para convertirse en seguridad que a la vez acaba en confianza de realización. Parece una tontería, pero para mí ha supuesto un paso más hacia esa felicidad que busco a través del conocimiento. Sólo hace falta un poquito de atención, enlazar el resultado obtenido en nuestra vida diaria con los pensamientos previos a dicho acontecimiento.
Podrá pasar una hora, un día, una semana, el mecanismo temporal me es todavía desconocidopero sospecho que tiene mucho que ver con la intensidad del color con que nuestra mente gesta la ilusión. ¡AH! y lo mismo da si se piensa en positivo o negativo, siempre se cumple, la mente no entiende de determinantes, sólo de sustantivos y en todo caso adjetivados por las emociones. Con el poder que me da la sabiduría de mi experiencia, me he propuesto ser la cocinera de mi vida. Nunca me ha producido tanto placer la pérdida de 1/2 docena de huevos, porque, además, no los voy a necesitar para la receta de mi bizcocho sorpresa: Pondré media docena de abrazos, una pizca de ilusión, cien gramos de alegría, otros cien de confianza, dos pizcas de cariño, un kilo de compasión, un sobrecito de amor y adornado con un beso. El tiempo de cochura dependerá del calor del corazón y al banquete estáis invitados todos los que queráis compartir conmigo la alegría del despertar.
