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Sobre la ofensa y el perdón

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Está circulando por la red de Internet, un breve mensaje que parece que está ganando adeptos, pues se refiere a que las ofensas no existen, y que son producto de nuestra imaginación y nuestras expectativas sobre la persona que nos lastima o nos ofende, de tal manera que decidimos “recibir” las ofensas, y sentirnos mal por ello, es de nuestra total responsabilidad y no de la otra persona que profirió las ofensas.

¡Vaya, una gran confusión de ideas!, pues lo que realmente debe entenderse, es que cuando alguien me ofende y me lastima, tengo varias opciones, una: responder, reclamar y defenderme, dos: ignorar la ofensa,  tres: seguir el juego ofensivo y entrar en una guerra de calumnias haciendo lo mismo, cuatro: todas al mismo tiempo y cinco: reclamar pero al final perdonar.

Abundemos un poco más en estos conceptos de las ofensas y el perdón. El Diccionariode la Real Academia Española de la lengua dice respecto a la palabra ofensa.“Es el acto de Humillar o herir el amor propio o la dignidad de alguien, o ponerlo en evidencia con palabras o con hechos, ir en contra de lo que se tiene comúnmente por bueno, correcto o agradable, hacer daño a alguien físicamente, hiriéndolo o maltratándolo.” Podemos ver que ofensa, es un término real. 

Ante las ofensas, Jesús enseñó a sus discípulos que hay que perdonar a los hombres para ser perdonados por Dios. Jesús dijo: --“Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas” (Mt. 6,14-15). Ante esto, Pedro le pregunta a Jesús: --¿Y cuantas veces tengo que perdonar a mi hermano? ¿Hasta siete veces? Pues si el antiguo Lamec, se había vengado siete veces (Gen. 4,24), ¿le bastará al discípulo con perdonar otras siete? Y jesús le contesta: --¡No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete! (Mt. 18,22).

El perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió, el perdón es un mecanismo para que yo sea libre de la amargura que dejó esa acción en mi corazón. Yo puedo decidir perdonar a alguien, que no está arrepentido de verdad de haberme dañado, por que mi intención al perdonar, no es que esa persona quede libre de culpa, sino que yo quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivir bien, que haya desatado los hilos emocionales que me mantenían ligada a esa persona. El perdón es un mecanismo para que nuestro corazón sane de las heridas del rencor para que nuestra alma brille, para que nuestra vida vaya en aumento, para que podamos desarrollar este potencial que poseemos y que nadie nos puede quitar nunca.

Jesús dijo también: ¡Oren como mi padre os ha enseñado!Padre nuestro, que estás en los cielos, /santificado sea tu Nombre; /venga a nosotros tu reino; /hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. /Danos hoy nuestro pan de cada día; /y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos  a los que nos ofenden; /y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos de todo mal. AMEN. Podemos ver que las ofensas existen, o acaso, ¿tampoco el padre nuestro existe? ¡No!,Las ofensas existen, el ofensor existe, el ofendido existe, las injurias existen, el rencor existe, las evidencias existen, y el perdón también existe, es real.Lo real,se refiere a lo que es auténtico, a lo inalterable, a lo que sucede o sucedió, son hechos vividos como una experiencia grata o no grata, Son cosas palpables, son cosas verdaderas.

Con respecto a la Imaginación(del latín imaginatĭo-ōnis) debemos entender: “El ejercicio de abstracción de la realidad actual, supuesto en el cual se da solución a necesidades, deseos o preferencias. Si es perfectamente trazable, entonces recibe el nombre de inferencia; si no lo es, entonces recibe el nombre de fantasía.”

Por todo lo anterior,el mensaje que dice que las “OFENSAS NO EXISTEN, SINO QUE SON PRODUCTO DE MI IMAGINACIÓN” es una soberana perogrullada. Sin embargo, lo que sí es cierto, es que depende de mí aceptar ese regalo ofensivo,  pues cuando alguien ajeno a mi vida y que casi no conozco  me agrede o me calumnia, lo que debo hacer es IGNORARLO Y MANTENER DISTANCIA, pues me esta regalando algo que no necesito.  Pero si quién me agredió fue una persona a quién quiero, que forma parte de mi vida y que de frente me manifestaba respeto, pero a mis espaldas hacía lo contrario, a esa persona solo debo PERDONARLA Y MANTENERLA ALEJADA DE MI. ¿De acuerdo?  JM Desde la Universidad de San Miguel.

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Autor: JORGE MELENDREZ
Enviado por melendrez - 06/11/2011
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