Sin duda una de las más gregarias de todas las instituciones públicas es la que defiende el derecho del pueblo a tener cubiertas sus necesidades; y no solo las más básicas. En ese sentido quien haga que los españolitos se crean que todo el monte es... dinero, van a llevarse el premio gordo de la aceptación popular(no buscarle connotaciones políticas a la palabra, “plis”). Todo aquel que intervenga ante los poderes fácticos para sacarles algo de sus rácanos bolsillos será mas admirado que Messi. Será el nuevo “messias” para un pueblo que se ha acostumbrado a vivir bien sin dar golpe.
Todo aquello que llegue de no se sabe donde, pero que llegue, a las manos de los ciudadanos ávidos de riqueza y bienestar, será recibido sin rechistar y con alabanzas mil aunque provenga del P.P.(es decir, del mismísimo diablo, según los PSOEros). Lo cual viene a demostrar, una vez mas, la vieja – pero no por ello obsoleta – máxima que rige todos los actos públicos y privados en este país: “Todo lo que no son pesetas. son puñetas”, que adaptado a nuestro tiempo podría muy bien ser: “Todo lo que no se pueda comprar o vender, no desees poseer”. Si a los curritos que ahora andan sin trabajo buscándose la vida en los Bingos y maquinitas de los bares, alguien les garantiza. ¡pero con hechos!, que van a tener resuelta la comida, el alojamiento y un dinerito para gastos personales, firman donde sea y apoyan a quien sea sin demasiados miramientos ni apetencias personales: he visto comunistas de toda la vida, fascistas acérrimos y hasta carlistas exacerbados poner la mano mansamente y votar lo que les dicen que hay que votar; aunque, luego, a la hora de comentarlo con sus compañeros de partido y amiguetes de la tertulia pongan a parir a quienes han comprado su fidelidad por una cierta seguridad, negando cualquier relación con ellos.
Hay mucho vividor suelto por ahí, que juega a dos barajas – y hasta a tres, o más – con tal de salir del pozo sin fondo a que les llevó su cabezonería o su fanatismo ideológico. ¡Oye!, y no les digas nada, porque te sueltan un respingo y te amenazan como si fuesen los mas dignos e incorruptibles de los hombres. Cuanta hipocresía; cuanto farsante suelto. Si dieran premios a la falsedad y la doblez, aquí nos los llevaríamos todos. La nuestra se ha convertido en la sociedad del tanto por tanto y me llevo lo que pueda: una filosofía práctica aplicada a la supervivencia obligados por la necesidad, que antaño llevaban a cabo algunos, pero que ahora se ha convertido en costumbre por narices para la inmensa mayoría. Menudo panorama...