Estaba muy acostumbrado al verle así, por eso, no me chocó para nada, la incoherencia y contradicción en sus palabras como así, las maneras de comportarse. Pronto descubrí que aquel estado procedía de su acostumbrada embriaguez. Su voz variaba rápidamente y unas pequeñas gotas de sudor aparecieron por su frente.
El chef Paolo se percató de su presencia y levantándose de su mesita ubicada en el cuarto interior cerca de la cocina desde donde solía escribir el menú del día con una exagerada cordialidad y mano izquierda, se acercó a Lorenzo.
- CREO QUE NO ESTÁS EN CONDICIONES DE ENTRAR HOY AL SERVICIO, VUELVE A TU CASA Y DESCANSA-
No era la primera vez que el tercer cocinero Lorenzo, acudía al trabajo en aquel estado.
Se fue sin mediar palabra andando con una inseguridad que se notaba a lo lejos. El chef y yo, nos sentamos de nuevo y durante unos momentos ví en su cara un sentimiento de piedad y mitad pavor. Tenía que admitir que era un gran cocinero, pero la enfermedad podía con el y según me dijo, no tenía más remedio que hablar con el señor Bernardo, el propietario del restaurante para explicarle la situación.
Esta era, otra de las duras facetas que viví a lo largo de mi vida profesional trotando por estas cocinas y es que Lorenzo era un buen compañero de trabajo y gran amigo que prácticamente todos los componentes de aquella cocina intentamos ayudarle en más de una ocasión.
-JOAN, QUE GÉNERO HAY EN LA CÁMARA QUE NOS INTERESE SACAR ANTES DE QUE SE ESTROPEE- Me comentó Paolo mientras se disponía a escribir el menú del día para pasárselo después, al maitre Agustín.
Y hoy……………
CAZUELA DE ARROZ CALDOSO DE LA PAYESA
En cazuela no muy honda, freiremos 1 cebolla cortada a tiritas muy finas junto con 1 pimiento verde cortado de la misma manera y 4 alcachofas en mitades( quitar la pelusa para que no amargen) Pasados unos cinco minutos, añadiremos 5 dientes de ajo picaditos y rápidamente, 400 gr. de arroz que con una cuchara de madera, lo rehogaremos bien unos tres minutos con el fuego bajo. Cubriremos tres veces con caldo de pollo ya terminado, colado y arreglado de sal. Removeremos bien para que no se pegue. Cuando lo probemos y veamos que ya está casi hecho, (lo dejaremos un poco crudito para que se termine de hacer fuera del fuego).
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