La pequeña escuelita fiscal 430 de mi querido y acogedor pueblito llamado Jacas Chico en Huánuco – Perú, ese día se vistió de gala, los preparativos, los ajetreos de los maestros, el nerviosismo de muchos alumnos eran evidentes, particularmente a mi me parecía que todos estábamos nerviosos o quizás yo era quien estaba siendo presa de losnervios y no ellos.
Jacas Chico, lugar recóndito y muy alejado de la capital, donde sus humildes habitantes sin dejar de agobiarse por la pobreza, poseen bondades sin límites, llenos de fe y esperanza en que solamente con sus esfuerzos y las generosidades de sus tierras eran suficientes para subsistir modesta pero dignamente.
En mi pueblo, las frescas y perfumadas mañanitas mis oídos eran alegrados por las melodías del trinar de los jilgueros con el fondo musical del murmullo de las aguas cristalinas que brotaban a raudales en la quebrada, flanqueadas sus riveras por arbustos, yerbabuenas y flores silvestres; y en las tibias tardes, el sol se despedía del límpido cielo azul, dejando que sus últimos rayos acariciaran mi frágil cuerpo cansado por el trajín diario, por el juego en el recreo y por los trotes en el campo detrás de “rayo”, el alazán de mi padre que no se dejaba atrapar.
El evento está por iniciarse, en el palco se nota la presencia de las principales autoridades, destacándose la figura adusta y ceremoniosa delalcalde acompañado por su esposa, personas notables y casi toda las madres de mis compañeros. El maestro de ceremonias apelando a sus dotes de orador, se aprestó a dar la bienvenida a los concurrentes; dijo mas o menos así: “… en nombre del señor director del plantel, de los profesores y de todo el alumnado, reciban ustedes nuestro cordial y emocionado saludo, especialmente a las dignas madres presentes… hoy es una fecha trascendental, e inolvidable en la vida de toda persona y tenemos el honor de festejarla en nuestra escuela, pido un fuerte voto de aplausos, festejemos todos el ¡Feliz Día de las Madres…!”
Así se dio inicio el sencillo pero efusivo homenaje al ser más amado e indudablemente el ser que mas nos ama en la vida. La actuación de cada niño causaba sosiego y alegría a las madres, quienes emocionadas se llenaban defelicidad; desde mi ubicación contemplaba atento cada intervención, cada detalle con lo cual mi nerviosismo parecía incrementarse mas y mas, pasaban los minutos, en cada anuncio de un participante temía que era mi turno, la angustia se apoderaba de mi ser y cuando me llamaron traté aparentar serenidad y aplomo, pues, ya me había trazado un plan, estaba decidido aplicar mi estrategia.
Mi maestra decidió que recitara “El Poema a la Madre” que me pareció muy común y cuando anunciaron mi participación con el poema, me apersoné al estrado, luego de saludar a todos dije: “… voy a ofrecerles “una canción” titulada Bendita las Madres, para toda las madres y en especial para mi querida madre que se encuentra presente”; Los que advirtieron el repentino cambio se mostraron sorprendidos pero ya nada se podía hacer.
Hice todo el esfuerzo para que mi voz se escuchara potente y clara, venciendo los temores, los nervios y la angustia, recurrí a los gestos con movimiento de brazos, claro que no era tan bueno cantando pero ese día tenía que esforzarme al máximo y empecé: “Bendita las madres, bendita sus vientres/ que con dolor profundo traen hijos al mundo/ desgarrando sus entrañas, hiriéndose en el alma/ enfrentado a la muerte segundo por segundo. Bendita las madres que con ternura al niño/ entregan su cariño, tan puro y verdadero/ meciéndolo en sus brazos, envolviéndolo a besos/ dándole por pedazos el corazón entero. El amor de madre, es lo mas sublime/ que nada lo iguala, que nada lo supera/ porque hasta Cristo para venir al mundo/ a ser más Dios que nunca, quiso tener su madre”.
Al llegar a la última estrofadeliberadamente levanté la voz y continué: “de lo poquito que explico, tan solo quiero acarar/ que hay hijos desobedientes que a su madre hacen llorar/ pero la madre tan buena todo sabe perdonar/ si el hijo es un ocioso un ladrón o criminal”. Repetí la estrofa dándole mayor énfasis, entonces pude notar que las madres se habían puesto de pie y aplaudían eufóricas, mientras yo recibía el abrazo de mi maestra, del director del plantel y de los profesores; no recuerdo haber caminado la distancia que me separaba con mi madre, lo que si recuerdo es que estaba siendo estrechado en sus brazos, de mis ojos cayeron algunas lágrimas de emoción, creo que ella también lloraba.
Este día de las madres, evocaré aquellos momentos con ternura vividos en mi infancia, con alegría y orgullo me colocaré una rosa roja en el pecho y con mi vieja guitara como compañía, aunque mi madre por su edad ya no pueda escucharme tan bien, le cantaré al oído el “Huaynito” de Ernesto Sánchez Fajardo “Bendita las Madres”.