Otras joyas romanas que nadie debería perderse son el Panteón; el palacio Farnesio o el teatro de Marcelo. Y es que Roma, hay tanto que ver, que disfrutar, que sentir...Del mismo modo, hay pocas ciudades en donde estén reunidas tantas basílicas, sin duda, de las más hermosas del mundo: Santa María Maggiore, San Giovanni in Laterano, San Paolo fuori le Mura, y la más impresionante de todas, la Basílica y y la piazza de San Pedro, ya en pleno Vaticano, donde en sus museos se guardan tesoros artísticos maravillosos, en un lugar mágico, mucho más allá del sentimiento religioso que tenga cada uno.
La Basilica de San Pedro recibe al visitante con la impresionante Pietá e Miguel Ángel y sólo por ver el sentimiento que transmite, ya merece la pena entrar en San Pedro. Otra joya de Roma que nadie debería perderse es el Moisés de Miguel Ángel, presente en la iglesia de San Pietro in Vincoli, muy cerca del Coliseo. Roma, además, se embellece con grandes parques como los de Pincio, Villa Sciarra, Villa Glori, Villa Torlonia, Villa Doria-Pamphili, del Aventino, de Porta Capena, y, sobre todo, Villa Borguesse, situado sobre la colina de la Piazza di Popolo, y que se ha convertido en el auténtico pulmon verde de Roma, donde el bullicio se torna en calma y sosiego. Para los amantes de las compras el comercio de lujo se concentra en torno a la piazza di Spagna y las calles peatonales que la rodean (via dei Condotti, via Frattina, via Borgognona, etc.) donde están las grandes firmas y marcas de ropa, joyas o zapatería del mundo. Otro centro de lujo se sitúa en el barrio Ludovisi, atravesado por la via Vittorio Veneto y la vía Sixtina.Y para terminar de toda esta vorágine, nadie debería marcharse de Roma sin visitar el barrio del Trastevere, cercano al Vaticano, al otro lado de Tiber -como indica su nombre-. Este barrio abigarrado, con uaire casi decadente, muestra, quizás, la Roma más familiar, la más auténtica y tranmbién la más mágica en los atardeceres romanos. Sin duda, es el mejor lugar para cenar y pasar la noche con los amigos romanos que, a buen seguro, habremos conocido ya en nuestro viaje.Y ya, para terminar, el visitante no debería marcharse de Roma sin probar la auténtica cocina romana, más allá de los típicos restaurantes para turistas de simple pizza y pasta. El Trastevere es un buen lugar para conocer los lugares donde comen los romanos, al igual que el entorno del Panteón o de la Piazza Navona. También sería un pecado no probar sus increíbles cafés y, por supuestos, sus maravillosos helados.