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El colorido de las flores embellecía los antiguos balcones y engalanaban las calles y avenidas. A lo largo del gran paseo, Los tulipanes, las hortensias, los pensamientos y rosas diminutas, se veían por doquier y parecía que me daban la bienvenida, por momento sentía que caminaba entre dorados, rojos y azules. Definitivamente sentía que ese lugar era mágico, era para enamorados, despertaba en mí una grata sensación de romanticismo en el corazón, sentía una envidia sana por aquellas personas tan civilizadas y primer mundistas.
Dos años atrás Ricardo se había ido a España, como tanta gente buena y trabajadora de éste gran país, que se han ido buscando nuevas oportunidades de vida, empleo y progreso. Españoles, Italianos y Portugueses, que habían emigrado a Venezuela en la década de los años 50 y 60, regresaban después de una larga vida de más de cincuenta años en mi país, con hijos y nietos nacidos en Venezuela. Era muy triste ver como tanta gente maravillosa retornaba a sus países de origen.
Ricardo estaba ilegal y por esa razón no podía conseguir empleo, el dinero que logró ahorrar para sobrevivir unos meses en España, se lo habían robado a los pocos días de haber llegado, había pasado hambre, sentía que no resistiría todo aquello, sentía que sus fuerzas se desvanecían. Pero durante esos dos años, siempre se encontró con gente buena que lo ayudó a sobrellevar aquella dura y larga espera.
Estuve tres semanas a su lado, visitamos los lugares más
emblemáticos de la ciudad, me colmó de su amor y yo lo colmé de mi amor, caminábamos horas disfrutando de largas charlas. Sin embargo no era el mismo de dos años atrás, sabía que estaba feliz de que yo estuviese a su lado, pero la añoranza a sus afectos y querencias en su amada patria, empañaban sus ojos y sonrisa, reflejando en su rostro la melancolía y desconsuelo que llevaba muy dentro de el.
Hasta un día que paseando, nos sentamos a comer unos churros con chocolate, yo le dije: hijo, cuéntame, ¿qué te pasa? ¿Por qué estas tan triste?, vi como sus ojos se iban llenando de lágrimas, luego tomó mis manos y allí en ése instante abrió su corazón, comenzó a contarme todo lo que estaba viviendo. Me dijo: mami, sin ti y sin mis hermanos no tiene sentido mi vida, que hago yo aquí, si lo que más quiero en esta vida está allá. Me decía que la soledad lo estaba matando, extrañaba con locura su vida, su familia y sus maravillosos amigos, Le dije: hijo adorado, sé que en éste momento todo lo que te pueda decir no llenará tu vacío, pero sólo quiero que sepas que tienes una familia que te adora y que está pendiente de ti y qué en el mismo momento que tu decidas regresar, todos estaremos esperándote con los brazos abiertos. Pero sí lo que realmente quieres es perseguir un sueño, entonces persevera, lucha, hazte fuerte y vence los obstáculos, levántate cada vez que sientas que tus fuerzas se desmoronan y sigue adelante, mirando tu norte, mirando tus metas y esforzándote por ellas, lo que hoy estás viviendo son los aprendizajes de vida del mañana, aprendizajes que a cada uno de nosotros nos ha tocado vivir, nunca aprenderás con experiencia ajena, sino con las tuyas propias, pero eso sí, siempre mantén la actitud positiva, mantén la fe y la esperanza y verás que cuando menos lo esperes, llegará ese día en que alcanzarás cada una de tus metas. Y entenderás qué todo por lo que estás pasado hoy, era una lección de vida, con él único propósito de hacerte cada día más grande de esencia y mejor persona.
Tus valores y principios ya los tienes, los aprendiste de mí y de tu familia, ahora es tu momento de caminar solo, es tu 'aquí y tú ahora' comete el mundo hijo mío, tu puedes, y jamás permitas que nadie robe tus sueños.
Una y otra vez el universo conspira a nuestro favor para brindarnos nuevas oportunidades de vida, sencillamente hay que perseverar y vencer, pero siempre con él bien por delante y con la fuerza interna de tu espíritu, de tus principios y de tus raíces.
Pero, si la desesperanza embarga tu corazón, entonces no olvides que tienes una familia que te adora y que te espera. Pero ahora en éste momento no te rindas… estás a la mitad del camino, te falta poco para llegar a la meta, y tu puedes alcanzar lo que viniste hacer en éste gran país. En ése momento me abrazó y me dio las gracias y cómo por arte de magia su semblante cambió. Comenzó a sonreír,
permitiéndose así mismo que la esperanza se posara en su corazón.
Pero como decimos aquí en mi querida Venezuela, no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
A transcurrido menos de un año desde ese maravilloso viaje y ahora Ricardo está legal en España, trabaja en su profesión para una empresa publicitaria, se siente realizado y feliz, tiene amigos nuevos, sin olvidar sus buenos amigos de aquí. La moraleja de esto, es qué 'nadie aprende con experiencia ajena', cada quién tiene sus propias vivencias de vida, unas mas fuertes y otras mas suaves, pero al fin son nuestros propios aprendizajes, que nos enseña a valorar el amor a nuestra familia y a nuestras raíces, pero también a agradecerle a Dios y a aquél país que nos abre sus puertas y nos brinda la oportunidad de una nueva etapa de vida. Y por sobretodo aquellas personas que sin conocernos nos dan su amistad y nos abren su corazón.
En Amor y Luz.
Namasté
Yajaira Zamora Mora.
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