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El cuarto de Jacob

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La casa había quedado en penumbras. Ya había sonado el reloj de la torre del Ayuntamiento anunciando que la noche se acercaba. Poco a poco, los últimos rayos de sol se ocultaron tras unas nubes y lentamente fueron apagándose hasta extinguirse.

 

Después de contemplar durante unos minutos desde la ventana del salón como el jardín desaparecía ante mis ojos, corrí las pesadas cortinas y encendí la lamparita más próxima a mi mano; sentándome en la butaca, cerca de la chimenea, cogí el libro que horas antes estaba leyendo y lo abrí, reanudando su lectura.

 

Al doblar la página, debí de aflojar la mano y las hojas se abrieron más de la cuenta porque saltó del interior del libro un papel que dentro del mismo permanecía oculta y fue a depositarse justo encima de mis rodillas. Lo recogí. Era una vieja fotografía en la que aparecíamos mi hermano y yo, paseando por el parque de Place Road, hace veinte años, cuando hicimos un viaje a Dover, en el viejo Buick. Volví la fotografía y reconocí la letra puntiaguda y pequeña de mi madre en la anotación.

 

¡Qué casualidad¡, pensé, hoy es 12 de noviembre. Otra vez Otoño. Hasta ese momento no había sentido tan hondamente el recorrido de la estación áspera y ventosa que iba desgranando sus días fríos dentro de mí y entonces al mirar al jardín descubrí los árboles desnudos; vi las atormentadas figuras de los rosales dormidos sobre espinas; percibí la ausencia de los pájaros, así como observé el baile hipnótico de las hojas caídas, secas y avejentadas revoloteando de un lado a otro y escuché el susurro del viento cabalgar por la ventana.

 

¡Virginia!, Virginia! – oí que me gritaban desde la habitación del primer piso.

 

Voy, Jacob –contesté- y me apresuré, dejando el libro otra vez sobre el sillón, para subir a ver que deseaba mi hermano.

 

Cuando entré en su cuarto hasta mi nariz llegó el olor de cuero viejo y de tabaco de pipa que tanto le gustaba fumar. Estaba sentado y vestido con ropa cómoda y caliente, pues no consentía en tener encendida la chimenea, decía que el diálogo de las llamas con el aire lo distraía y le impedía estudiar. Se había dejado el cabello un tanto largo y le caía sobre los hombros, sin afectación alguna. Estaba en esa edad en que los hombres, rara vez son conscientes de su belleza física y dan más importancia a la belleza de las palabras descubiertas en un libro griego o en las tradiciones de una cultura ignota.

 

Desde niña el cuarto de mi hermano era para mí como un refugio. Siempre que mis padres me reñían yo me escondía en él. En ocasiones permanecía allí durante horas y horas, a veces me quedaba dormida. Cuando regresaba mi hermano ya de noche a casa, él me despertaba dulcemente con besos y caricias y me convencía de que debía volver a mi cuarto de niña solitaria.

 

¡Virginia, querida!, hoy no has venido a verme, ¿estás enfadada conmigo?. Pensé que a la hora del té subirías como cada tarde para que lo tomáramos juntos... luego me enfrasqué en una traducción de Homero y perdí la noción del tiempo.

 

Lo miré desde la penumbra, avancé por la habitación apenas iluminada y fui hasta su encuentro. Su sillón estaba en un rincón, su cama, cubierta con una extraña piel de un animal exótico, brillaba en la oscuridad. Lentamente llegué hasta ella y me senté. Mi hermano iba observando todos mis movimientos mientras se acercaba. Cuando estuvo sentado a mi lado, hizo que me estirara en la cama y entonces sus manos buscaron ansiosas, el calor de mi abrazo. Al extender mis manos para acariciarlo, algo que llevaba en las mismas cayó al suelo. ¿A ver niña traviesa, que llevas escondido?, dijo mientras recogía el papel caído al suelo. Al levantarlo, ambos vimos la fotografía que había descubierto en el libro y que aún permanecía en mi poder. Al darle la vuelta leímos:

 

“12 de noviembre de 1935. Jacob y Virginia paseando por el parque Place Road, de Dover . Muertos en accidente el 12 de noviembre de 1935”.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Autor: Mary Carmen
Enviado por marycarmen - 04/07/2012
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1) wicca7 dijo...
wicca7
El tiempo eterno atrapado en el amor... Sonrisa
 0   0  wicca7 - [04/07/2012 16:55:09] - ip registrada
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