Adrián es un niño de tierna edad que tiene un amigo muy especial, se llama Miguel. Pasan muchas horas juntos, jugando, riendo, recitando, haciendo mil cosas en plena alegría.
Miguel sale de su casa con tantas ilusiones, camino a la casa del niño, necesita verlo y llevarlo a pasear en el parque. Es una compañía que le llena el corazón y alegra sus horas de ocio. Adrián tiene apenas seis años, es un niño muy listo, con una sonrisa tan linda y una mirada muy pícara. Y cuando camina en la calle junto a su amigo grande, está tan satisfecho que alarga sus pasos para no quedarse atrás.
Camino hacia el parque, para jugar en el verde del césped,... a veces con un pequeño barco en el estanque de ese parque. Felices los dos, viendo el barco que surca las aguas hacia arriba, hacia abajo, mientras la brisa acaricia sus cabellos y el sol pone sus rostros más morenos. Las horas pasan y que delicia es estar juntos, dos almas nobles, la del hombre y la del niño. Cada uno de ellos regala momentos inolvidables al otro, les gusta compartir, como un padre comparte con su hijo o como un amigo comparte con un pequeño amigo.
Ese niño creciendo, aprenderá como es importante compartir aunque sea muy poco tiempo con otro ser hermoso. Y nunca olvidará a ese amigo que le dio tanto amor y confianza y sobretodo le regaló su tiempo de ocio. Y aprenderá que cada vez que necesite hablar con alguien, de sí mismo, siempre tendrá a Miguel, que le ha abierto su vida y su corazón.
Pero también Miguel, está aprendiendo mil cosas de Adrián y vuelve a descubrir esas pequeñas cosas que sólo los ojos de un niño pueden ver. Y comparten juntos el asombro por la vida que danza alegremente en sus alrededores, por el pajarito que se detiene en la fuente a beber unas pocas gotas de agua y luego vuela entre un árbol y otro mientras canta una dulce melodía arrulladora. O se deleitan observando el vuelo de una gaviota que revolotea en azul del cielo y observan las estelas de los aviones que se cruzan por los aires de su encantadora ciudad.
¡Cómo es linda esta amistad! La de un hombre con el alma de niño y la del niño que sueña con ser hombre. Y se alejan del parque, con una linda sonrisa estampada en sus labios. Y yo los miro, en la distancia, con tanta ternura, mano en la mano, paso veloz, un hombre y un niño se alejan felices.