Dedicado a los niños, en el día del niño
En un país muy lejano cuyo nombre no me acuerdo, dicen que los colores un día se rebelaron.
Era un tiempo caluroso con altas temperaturas; el astro rey en el cielo lucía un bello peinado, mientras brillaba en el cielo y todo lo calentaba, armonizaba cantando tonadas en Sol mayor, observaba muy contento todo a su alrededor y nada, nada lo molestaba..
De repente en el horizonte una pequeña manchita, apareció de la nada y se fue poniendo gris y se agrandaba, agrandaba...
Era una nube orgullosa que visitaba el lugar, pensaba que a aquél Señor lo podría molestar. El Sol la miró de reojo y esbozó una sonrisita, pestañeó apenas un poco, produjo una leve brisa, que caliente, muy caliente sublimó a la nube gris. Ella, la nubecita sintió una agradable sensación y se transformó en gotitas que flotaban sin temor; cada una era un cristal, un espejo de color, estos colores flotaban en gotas muy coloridas y cada una a su vez tenían de nube gris una fuerte personalidad...
Comenzaron a discutir quien mejor lo coloreaba.
Como por magia un retrato en un estilo fauvista, apareció de repente sin que nadie lo pintara. Se mezclaron en un cuadro competitivos colores, cada uno quería ser el que mejor dominaba. Así sin que nadie lo inventara se combinaron colores algunos en rebelión.
El rojo apasionado se enamoró de amarillo, dieron algunos hijos que parecían naranjas, de allí el jugo se creó.
Las naranjas que eran frutos necesitaban de hojas para taparse del sol, así el verde apareció, con ramas y troncos, verdes, marrones y negros, por el calor.
El azul entusiasmado que desde el cielo bajó, traía un grafito negro y en un espejo esbozó, dibujos de hojas varias que él solo imaginó, le salieron cocoteros, mariajuanas y blueberries y aún dibuja en el cielo desde nubes, garzas blancas, pelícanos y gaviotas, hasta un velero lejano, que navega solitario en un mar desconocido, del país aquél lejano, cuyo nombre no recuerdo...y los colores combinan, algunos en rebelión...
