¿Qué observaré cuando haya logrado el objetivo?
Logro visualizarme completamente relajado, libre de tensiones en el cuello, ni contracturas en los trapecios. Aparezco sonriendo plácidamente, con las facciones de mi rostro mostrando una viva imagen de armonía. Mi rostro muestra un estado de equilibrio en el que no hay emociones perturbadoras, ni pensamientos parásitos que me roben la energía. Toda la energía está ahora focalizada en mantener el sosiego interior, un estado de paz permanente que no depende de ninguna circunstancia externa. He llegado a comprender que este estado de equilibrio siempre ha estado en mi interior.
Ya no hay culpables, sólo hay responsables, más bien un sólo responsable: yo mismo. Ya no hay resistencia, sólo hay flexibilidad, me he convertido en una persona completamente dúctil, adaptable a cualquier circunstancia desde la perspectiva de ese estado de sosiego y paz interior. Al mostrar una flexibilidad automática ante todo lo que me rodea, ante cualquier circunstancia por muy hostil que esta pueda ser, consigo liberarme del sufrimiento de los opuestos, es decir, consigo igualarme con cualquier circunstancia, objeto y/o sujeto que me rodee. Consigo visualizarme disociado, manteniendo una neutralidad emocional que me libera de cualquier tensión u opresión psicofísica.
Ya no hay sufrimiento, sólo hay comprensión, integración de un conocimiento superior, que me hace sentir una especial armonía e incluso que me hace sentir que estoy más allá de cualquier sentimiento o sensación dual. Consigo visualizarme en un contexto que termina difuminándose, ya no hay resistencia simplemente porque no hay límites entre mi entorno y yo, es más, ¿podría afirmar que en ese estado existo? No tendría sentido intentar perpetuar mi yo ante cualquier señal de disolución, sólo tiene sentido hablar de un estado de consciencia, en el que los opuestos se han fundido. Ese estado de consciencia me hace darme cuenta de que cualquier tensión, sufrimiento, opresión, emoción perturbadora, pensamientos vampiros son el sustento de una marcada lucha entre opuestos, una resistencia por prevalecer, una guerra sin cuartel en la que no hay vencedores ni vencidos, sólo hay sufridores.
Sin resistencia no hay sufrimiento, con flexibilidad hay la posibilidad de emprender la senda hacia el conocimiento interior que logre mantenernos libres, romper la opresión que no existe ahí fuera, solamente es fruto de un estado mental de agitación para intentar lograr una quimera: que prevalezca uno de los opuestos, "Yo sobre mi medio". Cualquier victoria será efímera e ilusoria, ya que no hay victoria sino más bien resistencia. La única victoria posible es liberarse de esta telaraña incesante que nos confunde y nos arrastra hacia el autoengaño permanente. He comprendido que mucho mejor ser, abandonar ese estado de estar en constante resistencia, romper con esa impronta cincelada en mi mente en forma duelo egoíco con todo lo que me rodea.
Si la física cuántica nos postula que más allá de nuestra mente la materia es un todo continuo exento de cualquier diferencia (esto es sin observación no hay experiencia sensorial), en realidad nos está confirmando que cuando se rompe esa disputa entre la partícula y su medio, ya no hay partícula sólo ese estado continuo de armonía y completa simultaneidad descrito por la función de onda.
Que visión más enriquecedora poder verme en ese estado de completa quietud, disfrutando de ninguna emoción y de todas a la vez, de poder verme y no verme cuando logro diluirme con todo lo que me rodea. Este estado es tan enriquecedor que debe formar parte de mí.
Aprovechando la activación de mi hemisferio derecho voy a integrar este estado en mi subconsciente haciéndole caso a uno de los grandes maestros de la curación M. Erickson: “Confíe en su subconsciente. Es una manera deliciosa de vivir, una manera deliciosa de conseguir cosas.” Y: “No intente usar la técnica de otro… Descubra la suya propia.”