Confieso que me gusta, de vez en cuando, releer noticias aparecidas en diarios(formato papel o digitales) de hace años, para cotejar los datos aparecidos en ellos con la realidad actual, comparando si algunas promesas se han cumplido o no, porque es la única manera de conservar frescas las palabras que tantas personas pronuncian y que nunca llegan a realizarse. Eso, con el tiempo de por medio, da buena muestra de la sinceridad - o lo contrario - de cada quien; que ya sabeis que los poderosos olvidan facilmente.
Decía la noticia hace unos años: “Ha aumentado la siniestralidad laboral, y por tanto el gobierno ha decidido que este año se incrementarán las visitas a lugares de trabajo en tantas(y se daban cifras concretas) a las que ya se venían efectuando”. La cosa no ha cambiado; y si lo ha hecho ha sido a peor. Pero es que la siniestralidad laboral es lógica en un país en que la gran mayoría de trabajadores (manuales) al levantarse, en el bar de abajo, lo primero que toman en ayunas es un carajillo, o un “sol y sombra”( el “arranque”) A media mañana para almorzar vino o cerveza, contando que no vengan de casa con un chorro de coñac o anís en el cuerpo, amén de las pausas para ir al water en las que se vuelve a ingerir alcohol a escondidas. Por la tarde más de lo mismo.
Si el estado decidiese medir las tasas de alcoholemia en el trabajo las estadísticas demostrarían que no se puede rendir plenamente en esas condiciones, ni siquiera efectuar un trabajo manual sin riesgos. En el sector de la construcción en el que a veces se trabaja a una considerable altura, ni siquiera las redes pueden proteger lo inprotegible. Otra cosa es que todos los obreros estén atados con cables de la cintura, pero para ello es necesaria una infraestructura mucho más compleja y, sobre todo, más cara, que algunas empresas - por ahorrarse el gasto - no acaban de cumplir.
Si a ello añadimos que no se está por lo que se hace. Se está pendiente de otras cosas(o personas) ajenas a la obra. Siempre que pasa una mujer por debajo de una obra (y no es solamente un tópico) los alaridos y las imprecaciones llegan hasta Moscú. Hay que estar por lo que se hace, y nada más que por lo que se hace. Permanentemente concentrado en la tarea sin ningún tipo de distracción. ¿Cómo no va a haber siniestralidad laboral? Y encima las Administraciones se sorprenden al entrarse de las cifras, abriendo los responsables unos ojos como platos y fingiendo ignorancia ante lo que es pecata minuta y de dominio público. ¿Como no va a ser el nuestro uno de los países de mayor siniestralidad si la gente va a trabajar medio trompa?. Y no hablemos de los obreros mas jóvenes que van emporrados o, los mas pudientes, cargaditos de farlopa...
