
(Vista de la Estambul. Al fondo separado por el estrecho del Bósforo, la parte asiática. A la izquierda se adivina el Mar Negro)

En la Semana Santa de 1.999 hemos viajado a Estambul. Se partió con un poco de escepticismo respecto a lo que nos íbamos a encontrar. Nuestra idea era la de un país poco desarrollado y algo peligroso por el problema con el terrorismo kurdo. La realidad ha sido totalmente distinta. Estambul es una inmesa ciudad con 11 millones de habitantes que cubre totalmente las dos orillas del Estrecho del Bósforo y que es un puente entre dos continentes: Europa y Asia.

Hemos visto a Estambul como una ciudad populosa, volcada a Occidente, pero a la que aún le faltan algunos años para tener el aspecto de una ciudad Europea.
Sorprende en una ciudad como esta la cantidad de mezquitas (cerca de 2.300). Sus habitante son mayoritariamente islámicos, pero sin embargo paseas por sus calles y plazas y apenas se nota las influencias religiosas en las personas.
Desconocía muchas cosas de una ciudad como Estambul. Que fue la antigua Constantinopla, capital del Sacro Imperio Romano y que desde el siglo XV cuando fue conquistada por los turcos fue la capital del Imperio Otomano hasta la Primera Guerra Mundial cuando este vasto imperio fue desmenbrado al haber sido aliado de los alemanes. Una de las joyas que queda de esta época es el Palacio de Topkapi, antigua residencia de los sultanes y hoy convertido en museo.
Por supuesto una ciudad como esta está cargada de historia y de sitios que nos evocan antiguas épocas. Por orden cronológico (espero no equivocarme) destacaría estos sorprendentes lugares:
Cisternas de agua: Están repartidas por toda la ciudad, algunas son subterráneas y fueron construidas como almacenamiento de agua de la ciudad, tanto para su consumo, como para resistir los múltiples asedios a los que estuvo sometida. La más grande, situada a pocos metros de Santa Sofía, tiene certa de 170 metros de largo, 70 de ancho y 8 de altura y podía almacenar cerca de 80.000 metros cúbicos de agua. Si techo está soportado por 360 columnas recuperadas de antiguos templos griegos, en las que se pueden observar capiteles de diversos estilos.
Santa Sofía: Hoy en día convertida en museo, fue la primera basílica cristiana construida hace cerca de 1.500 años. Destaca la inmesidad de su cúpula (42 metros de diámetro) y los restos de los primeros mosaicos bizantinos.
Murallas: Se conservan en casi su totalidad las murallas que cierran la zona más antigua de la ciudad.
Palacio de Topkapi: Como decíamos antes fue la residencia permanente de los sultanes del Imperio Otomano. Destacan las lujosas estancias, la colección de joyas, la colección de porcelana china, los mosaicos,... En resumen: un palacio de impresión para vivir como "sultanes". En la foto una de las calles que bordean la muralla con las antiguas casas de la servidumbre restauradas.