''Universos que se expanden y otros que se contraen'' (Francisco Sánchez)
Una existencia puede ser tan mediocre como uno deje que esta sea. La mediocridad es algo que no te mata pero que tampoco te deja vivir. Es como cuando pruebas algún alimento que está en mal estado y ese gusto desagradable y rancio se queda alojado en el paladar, no dejándote degustar otros alimentos sabrosos que puedas catar a continuación. No puedes engañarte a ti mismo. Hay gente que lo hace, pero, en realidad, suele ser peor el remedio que la enfermedad. No creo que haya muchas cosas peores que mirar atrás y darse cuenta de que la vida de uno se sustenta en quimeras y falsos recuerdos que se diluyen con el paso de los años. Es como tener que sonreír cuando estás triste o enfadado, algo que te hace sentir como un auténtico estúpido. Es mejor gritar, llorar, rebelarse o mirar al cielo con aire melancólico. La vida es como una carretera que está repleta de intersecciones y vías secundarias. Nunca sabes dónde irán a parar tus huesos ni cuál es el atajo bueno o el malo, porque a priori, el que parece bueno se convierte en peligroso e incierto y viceversa. Aunque a veces eso también depende del propio individuo. Como suele decirse popularmente: "cada persona es un universo aparte". Existen universos nebulosos, confusos y hasta mezquinos, desgraciadamente. Algunos incluso son una mezcla de todo eso. Existen universos que continuamente se expanden y otros que son limitados y que, a fuerza de contraerse pueden llegar a colapsarse y autodestruirse, como si de una estrella agonizante se tratara. Desgraciadamente, esto es lo que más abunda a nuestro alrededor. Al respecto, cabe hacernos una pregunta: ''¿Es mi universo interior de los que se expanden o es de los que se contraen, y acaban por destruir todo a su alrededor? La respuesta está dentro de cada uno de nosotros, como dijo el propio Cristo: ''hay más felicidad en dar que en recibir''...
Otro de los grandes enemigos del ser humano es el vacío, me refiero al vacío de esperanza, de ganas, de sueños. Cuando notas que tu interior carece de ebullición, que nada dentro de ti se despierta y renace, que el silencio empaña tus entrañas, entonces es que algo no marcha bien, y entonces corres el grave peligro de sufrir un intenso letargo emocional que te condenará a convertirte en una especie de autómata incapaz de disfrutar de los pequeños momentos de la vida, o del placer que supone hacer las cosas por tu propia iniciativa y no al son que te marquen los demás, porque, de ser así, tu vida estará predestinada por una inercia cruel y tu existencia entonces se convertirá en un encefalograma plano.
Todos buscamos una señal. El ser humano suele ser una criatura especulativa y que se mueve por impulsos y señales. Pocas veces intenta tener fe en sí mismo. Una de sus mayores contradicciones es que siempre anda buscando algo nuevo que de un golpe de efecto a su vida y, sin embargo, es tremendamente costumbrista, monótono y conformista. En fin, todos esperamos grandes ocasiones y así vamos siempre perdiendo los pequeños detalles que decoran una existencia. Personalmente, siempre he creído que la vida está llena de millones de casualidades que se reparten de todas las formas posibles. Algunas de estas pequeñas casualidades vienen a ser pequeños milagros que desperdiciamos porque los damos por sentado en pos de logros más grandes y espectaculares, y, a la larga, son esos pequeños milagros los que cambian el curso de una vida ¿Quién no ha conocido al hombre o la mujer de su vida de una forma fortuita, en un cine, un bar o en una parada de autobús? Como dice un viejo dicho taoísta: “no hace falta mirar al sol para saber que está ahí, porque puede cegarnos, tan solo siente su calor…” Esa búsqueda de grandes cosas puede hacer que desperdiciemos la oportunidad de disfrutar del calor de esas pequeñas cosas que le dan sentido a nuestra existencia…

Fuente:
http://www.jamendo.com/es/list/a117121/intimate-music-collection