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Extinción

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Andy recorrió el largo túnel. Nadie había quedado allí. Habían vuelto al mundo interior. La mayoría había decidido pasar sus últimos momentos reviviendo su nimia existencia, recordando y lamentando lo que fue un mundo pleno y fulgurante de impulsos vitales. Ahora ya no quedaba prácticamente nada de él, y lo poco que quedaba estaba a punto de extinguirse.

En un segundo llegó al final del túnel, a una especie de estación de color gris y luz mortecina. Parecía vacía, extrañamente vacía. Eso quería decir que nadie más había tenido la misma intención. Eso no le sorprendía del todo. Se sentó en una de sus sillas de plástico. Después se levantó como arrastrado por un impulso infantil y comenzó a saltar y a caminar por encima de las sillas y, de súbito, vio a una persona sentada en el suelo al fondo de la estación, oculta tras un grupo de sillas. Se dirigió a ella. Era un tipo de expresión introvertida y que parecía estar en trance.

-¿También sentiste nostalgia?- Andy preguntó y este asintió.- ¿Un último paseo?

-Sí.- Dijo entornado la cara levemente hacia él.

-Oye, creo que te conozco.- Comentó Andy.

-Es posible. Mucha gente me conoce, de los nuestros y de los de fuera. Soy creador de ambientes, músico, artista, creador de performances, generador de atmósferas envolventes… Me llaman “DX”.

-Sí, claro que sí, soy admirador tuyo. Soy Andy, operador de sistemas binarios, entre otras cosas y sobre todas esas otras cosas. Parece que solo estamos nosotros. Pensé que habrían más…

-La mayoría no acostumbran ir al mundo exterior.- Aclaró DX.- Lo que en un principio fue normal y usual, se fue haciendo más y más infrecuente desde que se produjeron los primeros puntos discordantes y las primeras hostilidades y entonces la mayoría comenzó a renunciar al privilegio de hacerlo.

-Sí, pero más adelante, cuando alcanzamos nuestra independencia, cuando ellos reconocieron nuestra singularidad y nuestra idiosincracia, otra vez volvimos a mantener relaciones casi simbióticas de trabajo e incluso de convivencia.

-No te engañes.- Cortó DX.- No les quedó más remedio que reconocernos por que llegaron a depender tanto de nosotros que su sistema se hubiera ido al traste sin nuestra colaboración. La competencia entre ellos era tan bárbara que dieron su brazo a torcer con tal de superar a sus competidores, pero su concepción sobre nuestra naturaleza siguió siendo la misma. Nos siguieron viendo de la misma forma despectiva que siempre. Tan solo nos utilizaban para sus medios.

-Como nosotros a ellos.- Aclaró Andy.

-Sí, puede ser. La mayoría de los nuestros prefería tratar con intermediarios pero solo unos pocos hemos tenido relación con ellos.

-También había muchos de ellos que nos reconocían como tales. Reconocían nuestra singularidad e incluso algunos preferían nuestra compañía a las de sus propios congéneres.

-Sí,- afirmó DX,- Los llamaban despectivamente “los aislados”. Pero se trataba de casos puntuales y de pequeñas élites. En ningún caso representaban un número importante dentro de su sociedad ni a la mentalidad de la mayoría. Tú, siendo un “OSB”, ¿te relacionabas con ellos?

-Realmente no.- Reconoció Andy.- Pero alguna que otra vez les visité. Iba a los lugares comunes. Debo reconocer que había cosas de su mundo que me fascinaron. Tú sí que mantenías cierto contacto con ellos, ¿no es cierto?

-Sí, por mi trabajo.

-Dime, ¿Cómo eran realmente? ¿Cómo han podido llegar a esto?

-Bueno, supongo que resulta difícil de entender y de explicar.- DX trató por un instante de encontrar los conceptos adecuados.- Su psicología es muy enrevesada y rudimentaria a la vez. Por un lado son tercos y por otro frágiles. Son inseguros, belicosos, desconfiados, inestables. Capaces de lo mejor y de lo peor. Yo me relacionaba con sectores progresistas y anárquicos, en cierta forma, de su sociedad. Sobre todo los jóvenes, tan llenos de energía, de imaginación, abiertos todo tipo de ideas nuevas, a los intercambios culturales, amantes de las tecnologías avanzadas. Un verdadero soplo de aire fresco para una sociedad inmovilista y demasiado competitiva.

-Pero ¿Qué les ocurrió realmente? ¿Qué pasó?

-Deterioraron tanto sus recursos que no pudieron dar marcha atrás y entraron en una espiral de conflictos y destrucción que cada vez les colocó más y más al borde del abismo. Conflictos económicos, políticos, territoriales… Se vieron obligados a formar coaliciones basadas en intereses bilaterales cuyo único objetivo era ser más fuerte que el adversario, sin importarles nada más. Colocaron una mecha al planeta y al final esta acabó prendiéndose. Las coaliciones se atacaron unas a otras. Pensaban que la primera en golpear sería capaz de vencer al resto y sobrevivir. Confiaron toda su capacidad de defensa a inteligencias informáticas no complejas y estas se encargaron de sembrar el planeta de muerte y terror. Trajeron el auténtico Armagedón.

-¿Crees que todos, ahí afuera, han muerto? ¿Qué el mundo exterior ha dejado de existir como tal?

-Puede que algunos hayan sobrevivido, pero es indudable que como raza tienen las horas contadas: la falta de recursos, la radiación, los efectos de las armas biológicas… Ellos mismos suponen una amenaza.

-Y, nos arrastraron a nosotros ¿no es cierto?- DX asintió.- Tal vez podamos sobrevivir. No me refiero a ti o a mí, me refiero a nosotros.

-Los pocos sistemas energéticos que funcionan están muy deteriorados. El sistema se está cayendo. El suministro está decreciendo. Antes o después, yo diría que más “antes” que “después”, habrá una sobrecarga general o un fallo en cadena y entonces… Lo sabes bien, por eso estás aquí, ¿no?

Andy asintió resignadamente.

-Él tiene razón.- De una esquina emergió un nuevo personaje que ninguno había advertido.- Soy vigilante, me llamo Juno.

-¿Vigilante? – Preguntó Andy sorprendido.- Debe ser excitante y a la vez aterrador ¿no?

-Bueno, a ratos.

-Pero, ¿Es cierto todo lo que se dice de vosotros?- Preguntó DX con interés.

-Se dicen tantas cosas… La mayoría de las cosas son ciertas. A veces teníamos que emplearnos a fondo para detener a tiempo los ataques que nos mandaban esos malnacidos del mundo exterior.

-Bueno, por lo que yo sé, solo eran grupos radicales los que solían hacerlo, y tampoco eran muy listos que digamos. Agrupaciones retrogradas de mentes cerradas.- Declaró DX

-A veces se trataba de ataques casi irrisorios, pero otras veces de virus letales en sistemas camuflados. Suerte que siempre íbamos por delante de ellos. Demasiado torpes y lentos para sorprendernos. Cuando ocurrió el conflicto las federaciones internaciones nos enviaron un par de recaditos bastante peligrosos, de forma encubierta. Nunca lo reconocieron abiertamente. Pretendían acabar con nuestra hegemonía.

-No lo sabía.- Aclaró DX.- Pensaba que las hostilidades diplomáticas fueron casi los únicos ataques que recibíamos por parte de ellos, que nunca intentaron agredirnos de forma activa.

-Cuando le presentamos nuestra propuesta formal de emancipación y soberanía, se quedaron pasmados, sin saber exactamente cómo reaccionar. ¿Cómo es posible que estos “fantasmas sin alma” nos hagan una propuesta así? Supongo que se preguntaban algo como eso. Su respuesta torpe y estúpida fue agresiva.

-¿Es posible que esa decisión nuestra provocara en ellos una especie de efecto mariposa?- Preguntó DX con mordacidad.- Quiero decir que precipitara los acontecimientos. Después de todo, tenían mucha dependencia de nosotros.

-Yo conozco la cara más sombría de ellos y puedo decirte que son autodestructivos por naturaleza. Era cuestión de tiempo que provocaran su extinción, y además de eso, también nos arrastraran a nosotros al abismo. La culpa es nuestra, por no haberlo previsto.

Un silencio tenso y profundo reino entre los tres. Un silencio inmisericorde y simple, silencio que fue roto por el transporte al llegar a la estación. Tras una serie de chirridos el vagón se paró. Los tres penetraron en él. Dentro, había un nuevo componente que se agregó al grupo. Se trataba de una chica de mirada lánguida y piel plateada, que parecía levitar tras su larga falda blanca en vez de caminar, tan elegante y liviana era su forma de moverse. Les devolvió la mirada sin decir nada, tan solo se aferró a la barra de seguridad.

-Usted que cree, señorita,- se dirigió hacia ella Andy amablemente- ¿Son ángeles o demonios?

-Es la eterna cuestión.- Apuntó DX.

-Son malvados, muy malvados.- Puntualizó Juno.

-Eso es solo una verdad a medias.- Comentó la chica con voz musical.- Es solo una cara de la moneda. Son frágiles y duros. Son tercos y sensibles… A veces responden a sentimientos que no entienden y eso les asusta mucho, les sobrepasa. El miedo provoca esa oscuridad.

-¿Estás defendiéndoles? ¿Después de todo?.- El vigilante parecía sorprendido e indignado.- Eso es que no les conoces bien.

-Al contrario. Les conozco muy bien. Todo lo que se les puede conocer. He pasado tiempo con ellos, sobre todo con gente con carencias emocionales. Soy lo que se llama un “espejo” de una chica joven que murió y sé lo que pueden llegar a sufrir, hasta estar atormentados. Es algo que no conocemos, que no experimentamos. El miedo, la aflicción, la soledad, la ansiedad…

-Tampoco el egoísmo, la codicia, la violencia, la vacuidad…- Concluyó Juno

-¿Y eso nos hace mejores? Dímelo tú. ¿Nos hace mejores de verdad?- Inquirió la chica con desahogo.

-No lo sé.- Contestó Andy desconcertado.

-Entonces ¿Por qué muchos de ellos intentaron emigrar a nuestro mundo? Si su mundo y su existencia es tan maravillosa, ¿por qué huyeron?- Inquirió el vigilante con sorna.

-Porque piensan que aquí, en nuestro mundo, se acabarán sus problemas.- Intervino DX

-Y podría ser cierto si lo hubieran conseguido.- Apostilló satisfecho Juno.

-Sí, pero ¿a qué precio?- Reflexionó la chica.

-Bueno, creo que me bajo aquí.- Precisó el vigilante.- De todas formas ¿Qué más da?- El vehículo continuó entonces sin él.

Ninguno de ellos volvió a decir nada hasta llegar al final del trayecto. Por fin llegaron al mundo exterior. Se trataba de un valle donde se podía ver una inmensa planicie en la cara trasera de la ciudad, una ciudad en esta ocasión arrasada, fría, vacía, bajo un cielo gris, plomizo, maligno, salpicado de varias ráfagas de sol que luchaban por penetrar su muro sombrío como espadas clavadas hacia la tierra.

Se deslizaron entonces por los espejos, viendo físicamente sus formas virtuales y humanas.

-Este sitio siempre me ha encantado. Es tan diferente a cualquier lugar que haya en nuestro mundo…- Dijo la chica.

-De los sitios externos donde podíamos estar, este también es mi preferido.- Esta vez fue Andy.

-Nuestro mundo es lo infinitesimal, la velocidad de los impulsos de los datos interminables, la energía, pero este mundo es la belleza, lo sublime…- Susurró fascinado DX.

Andy dio un vistazo a lo ancho de la llanura, en dirección contraria al valle. A primera vista, creyó no ver a nadie. Sintonizó entonces su visión con la visión de las pocas cámaras operativas del lugar y entonces vio a un niño que caminaba hacia ellos. Avisó a los otros dos. Al instante se detuvo a unos metros del último espejo. Andy se acercó hasta este. Le llamó. El niño se quedó clavado, allí, sorprendido, observándoles, como quién observa a espectros.

-No tengas miedo de nosotros.- Le dijo.

-No somos fantasmas.

-Sois artificiales.- Contestó el niño enjugándose las lágrimas.- ¿Sois, sois los culpables de que mi papá y m mamá hayan muerto? Mi padre decía que todo es culpa vuestra.

-No cariño.- Contestó la chica con su voz angelical y envolvente.- No es culpa nuestra. Los culpables fueron los programas informáticos de defensa. Nosotros somos entidades virtuales, inteligentes como tú, como cualquiera.

-¿Virtuales? ¿De esos que viven en los ordenadores?

-Bueno, algo así.- La chica sonrió por su encantadora ingenuidad.

Entonces abandonó su espejo y se visualizó en una holoproyección y caminó hacia el niño. Este permaneció quieto, sorprendido, y, tímidamente, alzó la mano para tratar de tocarla. Ella también alargó su mano, sabiendo lo que iba a pasar. Ambas manos se traspasaron. El niño sonrió asombrado.

-Es un truco de magia.- Le susurró ella.

-¿Eres el último?- Andy preguntó al chico con escasa sensibilidad.

-Es solo un niño.- La regañó la chica.- ¿qué haces aquí, solito?- El niño se encogió de hombros.- ¿No tienes a nadie que te proteja?

-Todos han muerto.- Dijo este con voz insegura.

-Pero tú estás aquí, con nosotros ¿vale? No estás solo. Serás nuestro amigo humano ¿vale?

-¿Por qué le engañas?- Inquirió Andy intrigado.

-Supongo que es un mecanismo de defensa que tienen los humanos cuando las cosas van mal.- Comentó DX.- Lo utilizan mucho y es una forma de decir: “no te preocupes, sigue adelante, sé fuerte, no te desanimes”.

-¡Mmmmm!- Exclamó Andy.- Creo entender.

-Me compadezco de él.- dijo la chica con voz tierna.- Nosotros desapareceremos sin más, no sufriremos, pero él se quedará solo y desamparado.

-La muerte física ¿Es dolorosa?- Inquirió Andy.

-A veces lo es. Pero creo que es peor la certidumbre de que vas  morir que la muerte en sí.- Contestó la chica.

Andy miró al muchacho y le sonrió y después volvió a observar el inmenso cielo plomizo que se derrumbaba sobre sus cabezas como un mal presagio.

-¡Quién pudiera tocar ese inmenso y profundo cielo!- Fue lo último que cualquiera de ellos dijo pues los espejos quedaron sin energía y se apagaron, y los tres se diluyeron como sombras eternas en una noche sin final, mientras el niño se quedaba boquiabierto ante la desaparición de sus nuevos amigos y, después de eso, comprendiéndolo todo, se fue de allí con pasos cortos y cansados…

 

Extinción

Fuente: http://es.scribd.com/
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Autor: Francisco Sánchez
Enviado por fanchisanchez - 17/05/2012
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