ANÉCDOTA QUE SIEMPRE RECUERDO
Manuel, mi amigo y colega de la institución; en una de las muchas pláticas que solemos tener me relató lo que un día le había ocurrido:
“Como provinciano que soy –me dijo– recuerdo con orgullo y cariño mi tierra Cotahuasi en Arequipa, donde se encuentra el cañón mas profundo del mundo “El Colca” bella y mítica zona turística muy concurrida por personas provenientes de diferentes partes el mundo, especialmente a practicar deportes de aventura, como el canotaje, el escalamiento, la caza y la pesca en el río Colca; añoro el límpido cielo azul, el verdor de sus inmensos prados, el rumor de las aguas cristalinas de los riachuelos donde solía darme chapuzones capturando camarones y peces, extraño recorrer las hermosas campiñas llenos de árboles frutales, las generosas y fructíferas cementeras, como olvidar el fresco y perfumado amanecer cunado tímidamente, por el horizonte asomaba el sol con sus rayos de oro que entibiaban el ambiente, prodigando con aromas mis ávidos pulmones de aire fresco y puro. Los potajes especiales que preparaba mi querida madre, a base de abundantes camarones, carne fresca, leche de vaca recién ordeñada, los cereales y tubérculos característicos de Cotahuasi. El delicioso “Chupe de Camarones”, “El Charqui” (carne fresca con sal secado al natural en el sol) o el incomparable “Rocoto Relleno” que son la delicia del paladar más exigente.
Noches de encanto cuando la luna proyectaba sus rayos de plata; observaba las estrellas que fulguraban inquietas e intermitentes incrementaban mi alma la alegría de joven solitario, soñador y aventurero.
Por aquel entonces, luego de la muerte de mi padre, mi madre decide que mis estudios de secundaria los concluiría en la capital del Departamento: Arequipa, bella ciudad blanca, donde se encuentran los conocidos volcanes y nevados como El Coropuna, El Ampato, El Solimana, El Chachani, El Misti, El Pichupichu entre muchos otros. Tierra del escritor y Premio Novel, Mario Vargas Llosa, el presidente constitucional Dr. Fernando Belaunde Terry, el campeón mundial de tenis representando a EE. UU. Alejandro Olmedo, el gran maestro internacional de ajedrez Julio Granda y muchos peruanos ilustres.
La ciudad de Arequipa, dista unos setenta kilómetros de mi natal y querida Cotahuasi, donde mi madre en compañía de mis hermanos administraba la hacienda vigilando las centenares con plantaciones de productos agrícolas, la ganadería con vacunos, equinos y aves de corral. Aquella fecha como siempre ocurría constantemente, mi madre me envió una encomienda con víveres conteniendo productos de la hacienda, entre quesos, papas, carnes y cereales, me extrañó un poco la cantidad exagerada de “charqui”, no me explicaba por que motivos mi madre me había enviado tal cantidad de ese producto, luego pensé en su inmensa generosidad, pero aun así era mucho. Llamé a mi primo J. Valdivia actual Comandante de la Policía Nacional quien al ver el apetecible “charqui”, no pudo resistirse encendió la fogata y comenzó a asar la cantidad suficiente que nos podía satisfacer.
Comimos hasta la saciedad, no conforme con ello, me pidió que le diera una buena cantidad de “charqui” para llevar a su casa, pues a su mamá quien también es de Cotahuasi, le agrada mucho ese producto. Repetimos el “banquete” con mi primo, casi una semana, hasta que recibí una carta de mi madre donde me recomendaba que no descuidara del “ñato”, el guardián de la casa, mi leal compañero, ya que tenía comida abundante de carne seca que había enviado especialmente para el, preparado del caballo viejo que un día había amanecido muerto.
Mi primo enterado de la verdad, me pidió encarecidamente que no le dijera nada de lo ocurrido a mi tía. Por su puesto nunca se enteró que un día ella también degustó un delicioso charqui asado pero de caballo viejo. Con una carcajada celebramos la anécdota de mi amigo Manuel.