AGRADABLE SORPRESA Cuando ocurrieron los acontecimientos de este relato, ella tenía nueve años de edad, era una niña muya atenta y cariñosa, gozaba del amor sincero e incondicional de sus padres, en sus ratos libres gustaba de escuchar música a alto volumen en su dormitorio, siempre atenta y presta a ofrecer ayuda a todos, especialmente a su madre en las labores domésticas. En el colegio su rendimiento era muy regular, la lectura era otro de sus pasatiempos favoritos. Su padre Policía y su madre, dedicada a los negocios, diariamente muy temprano salía de su domicilio con dirección al trabajo por cuyo motivo no tenía la oportunidad de desayunar frecuentemente junto a la familia, salvo algunos domingo o día feriados. Una mañana la niña se había levantado casi de madrugada y cuando su papá salió de su dormitorio, se percató que su hija ya se encontraba en la cocina, al parecer estaba cocinando, le pareció extraño pero no le dio mucha importancia pensando que estaría abocado en realizar alguna de sus travesuras, pues su papá siempre ha sido tolerante, pero cuando se disponía a salir con dirección a su trabajo, su hija se le acercó alegre y sonriente al mismo tiempo que le abrazó fuertemente diciendo:
–Papito, feliz día, que hoy lo paces muy alegre y que cumplas cien años mas de vida.
–Gracias mi amor, gracias hijita linda por acordarte- dijo el padre.
–Papito discúlpame que hoy no te compré ningún regalo, tu sabes que mamá esta enferma y mis propinas las gasté comprando su medicina.
–Mi amor, no te preocupes por eso, tu eres una niña muy buena y muy cariñosa con eso me basta –respondió el padre visiblemente emocionado.
La niña tomó de las manos a su padre y la condujo con dirección a la cocina diciendo:
–Ven papito tengo algo para ti- ya en la cocina, sobre la mesa pudo ver servido un plato humeante, sorprendido no podía creer que su hijita con su escasa edad hubiera podido realizar aquella faena.
–Lo preparé para ti papito, espero que te guste- le dijo.
Su padre más emocionado aun besó a su hija, la estrechó tan fuertemente entre sus brazos y cerró los ojos tratando de evitar que se le cayeran las lágrimas de emoción pero no pudo, trató de disimular. Ya se hacía tarde, inicialmente se preocupó pero luego no le dio importancia si hoy llegaría tarde.
Juntos y muy alegres desayunaron el agradable potaje que su hija le había preparado. Aunque parezca increíble la niña a su corta edad había aprendido muy bien las enseñanzas de mamá. –Hija dijo el padre –la comida, aunque sea la mas sencilla; preparado con mucho cariño y amor, resulta ser el plato más delicioso, y hoy si que te consagraste como la mejor cocinera del mundo- Dijo sonriendo.
Agradeció y dándole un beso de despedida salió a la calle, caminaba muy optimista y se sentía muy feliz, claro que ya es muy tarde, pero que importa es su cumpleaños y el mejor momento de su vida ya lo había vivido junto a su querida hijita.