Debo reconocer que es un político que me gusta. Acostumbrada a personajillos mediocres, que hoy dicen blanco y mañana dudan, este político francés de ascendencia húngara me parece un tipo con las ideas claras, dispuesto a llevarlas adelante con todas sus consecuencias. Me pareció soberbio el corteque le dio a la periodista Leslie Stahl,nada menos que de la CBSy en la que iba a ser la entrevista de presentación del presidente de Francia en los EEUU.
Se imaginan ustedes a un político de los nuestros levantarse de una entrevista, desearle ánimo a la entrevistadora, llamar idiota a su propio jefe de prensa y dejar a todos compuestos y sin novio. Imposible. Aqui no tenemos a nadie tan despegaode los medios de comunicación, ni con la suficiente autonomía para pasarse por el arco del triunfola opinióncorporativa del resto de plumillasni los palosque le lloverían de todo el resto del mundo mundial.Aqui nos lo hubiéramos comido. Es mucho el vínculo que tenemos en este país entre políticos y periodistas y excesivo el respeto humano de unos y otros para provocar una situación semejante. Ningún político llamaría idiotaa su jefe de prensa en público, aunque estuviera convencido de sus méritos, por miedo a la reacción que esa actitud provocaría de forma automática. Tampoco ningún periodista preguntaría, algofuera de lo pactado,a un político por miedo a las consecuencias que la insidia le pudiera reportar. Porque por mucho que tratemos de convencernos, aquí existe una línea invisible que ni unos ni otros son capaces de sobrepasar. Y no nos confundamos, que no es educación,es acoquine.
Me encantó ver la cara de aleladacon la que se quedó la presentadora americana. Me encantó la sorpresa de la todopoderosa CBSante este muletazo del presidente francés. Me encantó la cara de susto que puso el jefe de prensa francés cuando Sarkozyle llamó idiota.En fin que me pareció un tipo, el presidente francés, que bajo ningún concepto consiente que nadie por muy yanquique sea, le pregunte por asuntos de su vida privada y si alguna listilla se pasa de la raya, con toda paz y sin montar ningun número de circo, le da un corte de mangay punto. ¡Muy bien Sarkozy! ¡Jolin, lo que todavía nos falta por aprender!
