No se dejen engañar, a esta gentuza les importa un carajo el amor libre, la homosexualidad, la anorexia, el color de la piel , la violencia de género o el turismo sexual y la libertad de expresión.Son carroñeros cuya única finalidad es la de llamar la atención para aumentar las ventas, hábiles sí, pero carroñeros. Utilizan cualquier método válido, o menos válido, para sacar a la luz una campaña rompedora. Cuanto más escandalosa mejor, y si alguna asociación consigue que se prohiban determinadas fotos o videos, mucho mejor, es la manera de conseguir notoriedad. Ocurre que a fuerza de ver cada vez campañas más duras, inmorales sin duda en algunos casos, vamos acostumbrando nuestra sensibilidad de forma que ya no nos molesta casi nada, y es más, en ocasiones justificamos la bazofia que vemos por aquello de la libertad de expresión y la concepción artística. Benetton,fué la primera firma que se atrevió con aquellos anuncios de niños de diferentes colores que entonces escandalizaron, pero que hoy nos darían risa. Luego vinieron campañas protestadas por movimientos feministas, más tarde otras en las que se intuía una cierta violencia de género, después alguna en la que se podía apreciar cierta inclinación hacia el turismo sexual, más tarde Nolita,nos quiso vender una publicidad anti anoréxicay últimamente han conseguido que se retiren unos carteles publicitarios en donde se ve a dos chicos en actitud demasiado cariñosa. Insisto, no se dejen engañar, hasta la menor postura está estudiada, es precisamente lo que pretenden, que alguien, casi siempre de buena fe, consiga que retiren una determinada campaña o parte de ella, con la finalidad de mostrarse como víctimas de poderes fácticos y retrógrados. Lo dicho, hábiles pero impresentables, en resumen, gentuza de primero orden.