¿Se creen ustedes que hubiera podido haber sentencia del 11M, sin la presencia en todas las televisiones de esos gurús de la información, que todo lo saben y casi todo nos lo cuentan? Esos personajes imprescindibles que igual saben de jurisprudencia, de ética, de política, de estadística o de economía, sesudas y sesudos comentaristas que nos dan docencia al resto de mediocres ciudadanas y ciudadanos, con la única finalidad de acercarnosa la libertad según aquella máxima de la verdad os hará libres,pues no, sin ellas y sin ellos, no hubiera sido posible en este país ni la sentencia del 11M, ni siquiera la muerte de Franco. Ayer las televisiones andaban a todo correr tratando de atraer hacia sus platós a estos sabios tertulianos, para que sin someterse a ninguna directriz(ya siento lo de la Z) de partido,nos explicaran las bondadesy las carencias de la sentencia en cuestión.
Nada en este país, de cierta trascendencia, puede tener lugar sin la correspondiente explicación, justificación y crítica, de este comité de sabios.¿Cómo se piensan ustedes que El Estatut, La Ley de Violencia de Género, la subida del Euribor, el referéndum vasco, la Ley del tabaco, la llegada del AVE a Barcelona, el apagón analógico, el otro apagón menos analógico, la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, el regreso de ETA, la sucesión de don Felipe o las boutades de ER,solo por citar los más recientes acontecimientos, iban a tener lugar si estas señoras y señores no nos lo explican? Totalmente imposible.
Ciertamente este paístiene una deuda con los Pedro J., San Sebastián, Ekáizer, Camacho, Carnicero, Sopena, Losada, Oneto, Calleja, Margarita Saenz, Torres, Landáburu, Miralles, Abadillo, Aguilar, Villa, María Antonia "la albondiguilla", Urdazi, Rodríguez "MAR", Vidal y algunos otros, mitad sabios mitad monaguillos, que recorren las televisiones, de una forma totalmente altruista,explicándonos al resto de los estúpidosmortales, las ventajas o los inconvenientes de los hechos relevantes que acontecen. Y nosotras y nosotros, a pies juntillas,como no podía ser de otra manera, acatamos, respetamos y valoramos sus opiniones. ¡Faltaría más! Son como decía mi sabia abuela, "...los maestros de piñones que no saben leer pero dan lecciones..." . Joer, ¡Vaya gentita!