Hace algunas semanas, mientras realizaba algunos arreglos en el jardín, mi hijo recurrió a mi con una expresión de susto en su rostro. Me impresiono verlo tan alterado y lo primero que pensé es que había ocurrido un accidente. Al cuestionarlo me dijo que buscando algo en Internet había aparecido una alerta sobre virus y que no sabia que hacer. Aborde la situación con calma y lo acompañe a ver el problema y darle solución. Era realmente un mensaje amenazante: advertía de que virus cibernéticos habían entrado a la computadora porque no tenia protección actualizada y que debía bajar una actualización(archivo ejecutable-EXE) para poder eliminarlos. Lo tranquilicé y le explique que era una trampa de bandidos que rondan la red buscando gente vulnerable. Fue un buen momento para aclararle de nuevo los peligros de navegar en la red. Después de eso, paso un tiempo antes de que él intentara volver a navegar libremente en la red.
También les cuento que hace algunos días, acompañe a un amigo a caminar por una ruta montañosa cercana que según me dijo, ya conocía. Resulto que en el camino de regreso nos extraviamos al tomar una intersección equivocada. Aun usando el GPS del teléfono móvil era difícil verificar la ruta alterna pero era claro que agregaba varias millas al recorrido. Era impractico regresar para encontrar el camino correcto por lo que seguimos la vereda hacia un canon que separaba las montañas. El cañón seguía la ruta de un riachuelo que en algunos tramos desaparecía en su recorrido subterráneo. Mi amigo caminaba despreocupado, hablando sobre lo imponente del paisaje de la ruta alterna. Yo estaba algo molesto por el error y me culpaba por haber sido tan confiado al no revisar la ruta con anterioridad. Después de varias millas de recorrido, avistamos un pequeño letrero que decía: “Tengan cuidado porque se han avistado osos en esta área en las ultimas semanas”. Debo aceptar que me llene de miedo y la adrenalina broto en mi cuerpo como el agua del riachuelo. No había muchas rutas de escape. En el cañón solo puedes correr hacia atrás o hacia adelante ya que era imposible escalar las escarpadas montañas. Mi amigo me seguía con despreocupación, haciendo alto para descansar y sugirió varias veces bajar a encontrar el riachuelo por mera curiosidad. “Donde hay agua hay animales” le dije con seriedad y apresure el paso. Hacia mucho que no me sentía tan vulnerable pero estaba preparado para correr o trepar o, cualquier cosa que fuera necesaria para sobrevivir si se diera el caso.
Me disculpo por dejar incompletas ambas historias y seguramente en el lector surjan varias preguntas y criticas sobre mi participación en ambos eventos pero solo son el preámbulo para hablar sobre los terribles sucesos que han afectado a mi gente regia en los últimos años. Desde mi auto exilio, he visto como Monterrey, la ciudad que tanto amo y añoro, ha sido ultrajada por el crimen, la impunidad y la Guerra. El crimen y la impunidad han existido desde siempre y son parte de una larga historia de gobiernos corruptos y la limitada aplicación de la ley y la justicia. Pero al suscitarse la Guerra, ya sea entre dos o mas partes, ( gobierno, crimen organizado, carteles de drogas, Zetas, fuerzas policíacas o militares) el caos impera. Un caos donde encuentras cabezas sin cuerpo o cuerpos sin cabeza. Un caos donde el acercarte para pedir ayuda, puede significar entregarte a quien te amenaza y perder toda esperanza. Un caos donde vas perdiendo confianza y ves como tus opciones van siendo limitadas y tus decisiones son sujetas a riesgos. Un caos donde salir de tu casa puede significar terminar en medio de una emboscada, ser asaltado en el restaurante o recibir alguna bala.
La respuesta de la gente a todos estos sucesos es la mas digno a destacar. Primero debo mencionar lo positivo, que implica su decidido rechazo a la violencia y su empeño por mantener la civilidad y la estructura social a pesar de la falta de garantías individuales y de una estructura de gobierno que responda con autoridad a la crisis y guíe a la población con certeza y claridad de ideas.
Lo Segundo y que considero mas importante, es la negación que buena parte de los regios tiene sobre su vulnerabilidad. Con frases como: “ lo bueno es que se están matando entre ellos” “Eso les pasa por andar en antros hasta la media noche” “ Bueno, eso les pasa por andar en casinos haciendo apuestas” tratan de decir que solo cierto grupo de la población esta en riesgo o vulnerable. También, deciden que deben seguir viviendo su vida como si nada pasara, aunque aceptan cambiar algunas cosas de su rutina diaria, solo por precaución. Ya no salen de noche y tratan de mostrar un perfil bajo para no ser sujetos de secuestro o robo. Evitan hacer fiestas (o demasiado ruido cuando las tienen), cuando salen es con poco dinero o sin tarjetas y tienen a la mano el teléfono del ejercito(nunca el de la policía) para reportar alguna extorsión.
Estoy de acuerdo que para mantener la estructura social y económica, la ciudad debe seguir funcionando. Hay que consumir los bienes y servicios básicos, ir a la escuela y al trabajo y cumplir con ciertas actividades sociales y de comunicación. Pero deben estar concientes de que en cada una de las actividades que realizan, por normal que parezca, hay riesgo.
Cualquiera quien viva en Monterrey me puede decir que como yo no vivo allá, no puedo entender lo que pasa y doy una opinión con ligereza y sin pensar. Dirán que están claramente concientes de su situación actual y que dejando a un lado las exageraciones, han aprendido a sobrevivir y lidiar con su realidad. Pero no es lo que se mira desde afuera y ese es mi gran pesar.
El objetivo básico de este escrito es hablar sobre vulnerabilidad. Todo ser humano es vulnerable por su propia naturaleza y su éxito como especie se debe a su capacidad de adaptación y respuesta. En el caso de una Guerra, como sucede actualmente en Monterrey, la vulnerabilidad llega a su máxima potencia. Y la adaptación y respuesta deben ser llevadas a un nivel superior para limitar las perdidas. Las historias previas sobre el Internet y el camino perdido sirven para mostrar que la vulnerabilidad aflora bajo diferentes circunstancias pero, como en el camino dentro del cañón, la adrenalina y la preparación siempre harán la diferencia.
Yo no estoy diciendo que deben vivir con miedo y escondidos en sus casas. Tampoco les estoy recomendando que consigan armas y formen sus propias guardias. Lo que quiero es que se mantengan alertas y se cuiden. Quizás se encuentren el oso en la vereda y por mas que corran, este los alcance y lastime pero, habrán estado listos para huir o defenderse. Actualmente vivo en un país acostumbrado a estar en alerta ya que tiene muchos enemigos adentro y afuera. Pero esta preparado para responder a cada contingencia. A veces no le alcanza, pero a la siguiente se prepara mejor y cambia. Es lo que espero de mis regios, que se preparen y estén listos para responder a una emboscada, incendio, secuestro, chantaje o extorsión, etc. Quisiera ver que se crean actividades sociales y de comunicación para educar a la población y hacerla participar en la prevención de desastres. Quisiera que una reunión sirviera como siempre, para la carne asada y el chiste del compadre, pero además se usara para prepararse con una red de comunicación y ayuda.
Me queda claro que el gobierno no lo hace. Te dice que estas en medio de una Guerra pero no te brinda ninguna medida de protección. Yo veo al ejercito con ropas especiales, con chalecos antibalas y otras cosas pero al ciudadano común sin nada. No hay sirenas de aviso de persecución o de que realizan cateos u operativos especiales. Les aseguro que los maleantes que los reciben están suficientemente preparados para responder pero, la población civil muere a quemarropa.
Cuando entiendes bien lo que significa vulnerabilidad y te sobrepones a ella en medio de una Guerra, te fortaleces previniendo problemas o preparándote para cuando tengas que enfrentarte a ellos.