Algunos inocentes creíamos en el gobierno, creíamos que el cambio sería bueno, que quizás un gobierno que apoyase más al empresario generaría más trabajo, creíamos en ello, hasta que llego el momento de la verdad.
Craso error. La entrada no pudo ser peor, tampoco lo fue la reacción de lo que debía ser la “oposición”, evidentemente orquestado todo ello por una camarilla de gobiernos autonómicos que intentan barrer para sus casas y que, como todos se llenan la boca con buenas palabras, muchas palabras, sin decir nada.
El problema de todo esto es que cada vez más se palpa esa sensación, es algo que se palpa en el ambiente, algo que se siente, no se ve, pero está ahí.
La presión sobre el “pueblo llano” es cada vez mayor, la clase política, sea del signo que sea, se equivoca, porque no está dándose cuenta de que cuando una cuerda se tira demasiado acaba rompiéndose.
La situación, espeluznante, pero por desgracia sin retorno, es evidente. Alguien debe parar los pies a la clase política, a los banqueros y al poder, alguien debe hacerlo.
Tenemos sólo poder de la palabra, lo que esta muy claro es que cualquier partido, cualquier político puede tener en mi al mejor aliado, pero en esta situación tiene en mi a su peor enemigo.
Los sucesos de Valencia, la reforma laboral, las concesiones políticas a autonomías, la corrupción latente, la corrupción judicial, política y policial no podrá detenerse si no es por la fuerza, y eso, estimados políticos, no os dais cuenta de que lo estáis provocando.
De modo que aviso para políticos…..”¡Cuidado con lo que buscas….porque quizás acabes encontrándolo! “
