La vida como unidad viviente no existe. La vida de cualquier ser viviente es un cuerpo o materia viviente compuesta de seres vivientes; los cuales no son realmente vida, son existencias psíquicas adaptativas, que además, poseen la misión de adaptarse al cuerpo donde viven y la de permitir que continúe viviendo ese cuerpo.
¿Entonces, dónde está la vida, ya sea la humana o la de cualquier otro ser viviente animal o vegetal?: En ninguna parte, la vida no existe como vida individual, existe como cuerpo evolutivo ocupado por un proceso evolutivo. La vida individual, no es vida real, ni siquiera un alma; la vida es una adaptación, es un cuerpo o materia viviente que ocupa un proceso evolutivo viviente. De esta manera, todos los seres vivientes se inmortalizarán a través del orden evolutivo viviente mediante las herencias, como explicaré más adelante. El tiempo y la vida no son realidades exactas.
El tiempo es el propio orden del orden dinámico universal y la vida es el propio orden del orden viviente; inducida ésta a ser orden por el propio orden del tiempo. El tiempo es como una medida dinámica, sin ser exactamente una medida, sino un orden, que mide el transcurrir dinámico de todo el universo; porque sin orden dinámico no puede transcurrir dinámicamente nada. La vida es como una medida, sin ser exactamente una medida, sino un orden, que mide el transcurrir dinámico del orden viviente; medida, que como orden del orden viviente que es, a través de las sensaciones ha permitido que el propio orden viviente experimente, se adapte y evolucione permanentemente.
La vida como orden que es, está inducida por el orden dinámico universal o tiempo. La vida es como si fuese un coche el cual por sí sólo no podría funcionar; gracias a la energía de la gasolina y a la de la batería, funciona. Esas energías que hacen que el coche se mueva, equivaldrían a la energías o transmisiones herenciales que se transmiten a través del orden viviente. Para que se entienda mejor qué es la vida y cómo se inmortaliza, empezaré explicando cómo surgió la vida y cómo evolucionó: La vida sólo podría evolucionar como orden viviente ya que surgió en forma de subatómica existencia energética con la posibilidad de multiplicarse y evolucionar como materia blanda; y esta posibilidad únicamente se la podía ofrecer un planeta con las condiciones parecidas al del planeta Tierra que dispone del agua suficiente y del calor adecuado que le permite dominar a la materia y así poder multiplicarse y evolucionar como vida material.
O sea, la de poder propiciar su transformación o evolución material como materia blanda; ya que como materia dura no podría evolucionar o transformarse en las adaptaciones materiales necesarias para poder evolucionar, dada su dureza material. De esta forma, el orden viviente evolucionó como una especie de materia blanda compacta llena de vida o llámense memorias psíquicas o acumuladores de información. Dada la blandura y versatilidad del compuesto material viviente, se podía amoldar o adaptar a un sinfín de lugares que las circunstancias le obligaba a experimentar; adquiriendo así infinidad de adaptaciones, muchas de ellas repetitivas, que se memorizaría en todo su cuerpo viviente compuesto de memorias, ya que todavía no disponía de una memoria, psiquismo central o cerebro que controlase a todos las memorias de dicha materia.
Como esa materia blanda también pertenecía al orden dinámico universal; por tanto, poseía el dinamismo que la inducía a moverse conforme se mueve el universo; ya que todo el universo se mueve en la misma dirección. Esa materia blanda que se adaptaba a todo y experimentaba todo, al mismo tiempo estaba obligada a atraerse y repelerse; o sea, a adaptarse a muchas posibles adaptaciones, ya que estaba inducida a moverse conforme se mueve el movimiento universal; esto la indujo a memorizar experiencias o adaptaciones repetitivas, que con el tiempo le proporcionaría una gran memoria capaz de reconocer experiencias o adaptaciones repetitivas.
Como ya he dicho antes, esa subatómica materia blanda, o materia energética disponía de infinidad de partículas energéticas con la capacidad de acumular o memorizar información, dado que era materia energética; eso le permitiría evolutivamente constituirse un psiquismo o memoria controladora de todas las memorias. Para poder evolucionar como cuerpo material, necesitaba continuar formada de materia blanda, y eso, únicamente, lo posibilitaba el agua y el calor adecuado. Esa cada vez más compleja memoria le proporcionaría reconocerse cada vez más a sí misma para saber sus posibilidades adaptativas. Esta faceta es fundamental para crearse un psiquismo, un yo, y posibilitarse sensaciones que le permitiesen detectar nuevas experiencias o adaptaciones.
Cualquier robot humanoide que se le quisiese hacer parecer a un ser humano, necesitaría un psiquismo artificial que le posibilitase conocerse lo máximo posible a sí mismo, eso sería fundamental para el robot humanoide, porque ese sería su yo; y se le podría posibilitar, memorizándole en su programa mental artificial todo lo que se le pudiese programar sobre sí mismo y sus posibilidades.
De esa manera, conociéndose a sí misma la materia blanda o cúmulo energético se posibilitó evolutivamente el poder de poseer un psiquismo central que se pudiese comunicar con todos los demás psiquismos o memorias de su cuerpo memorístico, y así poder dominar su cuerpo y poder ser una especie viviente, todavía microscópica y muy simple. Más tarde, como materia blanda psíquica viviente que era, evolutivamente encontraría el medio de procrearse y constituirse en un orden evolutivo viviente. Si bien, al psiquismo central poseía el poder de dominar al resto del cuerpo; sin embargo, ese dominio sólo duraba lo que dura una vida; el verdadero dominio lo posibilitaría el orden viviente a través de las herencias. Es decir, nuestro psiquismo no es la vida, es la memoria que se comunica con el resto de las memorias corporales para así poder dominarlas, por razones de supervivencia.
Nuestro psiquismo es una memoria más, del resto del cuerpo; sólo que tiene el poder de manejar el cuerpo conforme se vaya viviendo; de hecho se puede vivir sin psiquismo, estando en coma. Entonces, la vida no es una vida individual; sino el conjunto viviente de cualquier ser viviente; sin embargo el que posee el yo de cualquier ser viviente es su psiquismo central, o la memoria que controla a todas las memorias. Entonces, lógicamente, todos los seres vivientes son productos hereditarios; y es ahí, a través de las herencias dónde se heredan los yos, pues cualquier simple memoria de las que componen el cuerpo podría hereditariamente ocupar en otra vida, el yo o psiquismo central que controla a todos los demás yos o memorias corporales. Ya que la capacidad memorística del psiquismo mental no la posee ninguna memoria o yo; esa capacidad memorística se hereda; de esta manera las infinidades de yos o memorias que mueren cuando muere una vida, son todos semejantes en capacidad memorística; y todos pueden ocupar el psiquismo mental de cualquier ser humano al nacer éste, pues todos los yos o memorias tienen el mismo poder memorístico; aunque seguramente, el psiquismo mental humano lo ocupará el yo que hereditariamente le corresponda; que poco a poco se va adaptando a la gran capacidad memorística mental, y a través de ella dominar y adaptar todo el cuerpo a la vida.
Pertenecemos a un orden viviente, somos un vehículo o un yo, que no es lo mismo que ser vida. Todos los seres vivientes tienen su yo, ya que se reconocen a sí mismo; por lo tanto, todos los seres vivos tienen un psiquismo, el necesario para reconocerse a sí mismo y poder ser un yo. Un yo significa reconocerse a sí mismo como lo que se es, aunque no se conozca uno totalmente. Una persona drogada puede perder parte de su yo en un momento dado, ya que puede perder las nociones psíquicas que le permitiesen reconocerse; sin embargo, siempre tendrá su yo mientras posea su psiquismo. Las posibilidades de que surgiesen más ordenes vivientes en nuestro planeta, similares a lo descrito, eran infinitas, ya que el planeta Tierra poseía lo necesario: agua y el calor apropiado. Paulatinamente, de manera evolutiva, se pobló de vida nuestro planeta. Seguramente, del orden evolutivo viviente más antiguo surgiría el ser humano; sin embargo, la vida continuaba sin estar en ningún ser viviente; la vida no existía en ningún sitio, lo que parecía ser vida era una adaptación viviente de un proceso viviente.
Vivir no significa ser exactamente vida, vivir significa ser una adaptación evolutiva de un orden adaptativo evolutivo. ¿Entonces, dónde está la vida?: Si formamos parte de un orden evolutivo, lógicamente como orden que somos, el propio orden está obligado a eternizarnos, a ser siempre orden; ya que sino, no existiría orden. El orden viviente, inevitablemente, de manera ordenada va evolucionando, pues no se puede evolucionar sin orden. Eso permite que a través de las herencias podamos volver a nacer infinidad de veces, tantas veces como hayamos muerto; porque las herencias son un orden y forman parte del orden evolutivo viviente. Para qué sirven las herencias y la evolución, sino para ordenar el proceso viviente y permitir que volvamos a surgir nuevamente como orden viviente en una nueva adaptación o como nueva evolución. Es que si no fuese así, la evolución y las herencias no existirían.
Pero ojo, si a través de las herencias nos eternizamos; también a través de las herencias heredaremos las maldades, bondades, negatividades, positividades, y todo tipo de acciones o adaptaciones psíquicas y físicas que hayamos experimentado; que es una forma de impartir justicia, de pagar el bien con el bien y el mal con el mal. O sea que la vida puede ser nuestro propio psiquismo; pero entonces éste o se transmite hereditariamente o se transmite automáticamente.
Sólo puede transmitirse hereditariamente, de manera que cuando se nace hay infinidades de subatómicos psiquismos o memorias que se repartirán ocupando totalmente el cuerpo del nacido; pero solamente uno podrá ocupar la parte psíquica mental de ese nuevo ser; seguramente lo ocupará el más adecuado según la selección evolutiva del orden viviente universal. Como suelen morir y nacer constantemente infinidades de seres vivientes, nuestro subatómico psiquismo que representa nuestro yo, cuando muramos, volverá a nacer ocupando psíquicamente un nuevo ser, el que le corresponda evolutiva; ya sea formando parte de uno de los numerosos seres de ese ser, o siendo el propio psiquismo mental que controle ese ser.
¿Qué pasará con las vidas cuando nuestro planeta se extinga?: Para el tiempo, no existe lo que los humanos hemos inventado como tiempo (minutos, años, siglos, eternidad), ni tampoco existe la distancia. Por eso mismo, cuando se extinga nuestro planeta, el tiempo, como orden dinámico que es, permitirá que el orden viviente, como orden que es, se traslade a otro lugar, sin que la distancia ni el tiempo le impida trasladarse; seguramente, el orden viviente se trasladará a un recién surgido planeta parecido al nuestro en condiciones de vida; en donde, como si fuese el origen de un nuevo orden evolutivo viviente, nuestra evolución viviente comenzará a evolucionar, partiendo de cero. Registrado en Safe Creative el 24/12/2011
Autor: Salvador Sánchez Megar http://www.articulosnuevos.blogspot.com
Fuente:
http://www.articulosnuevos.blogspot.com
