Nos encontramos en plena campiña, en los alrededores de Londres. En medio de ella se encuentra una casa rústica perteneciente a Lord Glenvale, quien, pese a tener su residencia oficial en Londres, pasa largas temporadas en esta casa, denominada Peace. Es una mañana del mes de junio, Lord Glenvale está con toda su familia y un grupo de amigos, a quienes ha invitado a pasar el fin de semana en su casa.
Lord Glenvale es un hombre maduro, con muy buena presencia física; es alto y delgado. Su familia está compuesta por su esposa Ann y sus hijos Oksana y John. El grupo de amigos lo componen cinco personas, Mr. y Mrss. Jackson, su hijo Red, que está enamorado de Oksana, que no le corresponde, y el matrimonio formado por Mr. y Mrss. Ramsfield.
La casa está situada en un prado que se encuentra rodeado por un frondoso bosque, desde el que llegan el sonido de las hojas que se balancean gracias al suave viento que corre entre sus ramas y el canto de los pájaros que revolotean entre ellas.
En la casa, además, mora la servidumbre formada por el mayordomo Peebles, la cocinera Maria, la doncella Mariana y su hijo de 7 años, Jimmy. Mariana quedó viuda al poco tiempo de nacer Jimmy; su marido tuvo un accidente laboral y desde entonces trabaja para Lord Glenvale. A veces, cuando tienen invitados, buscan personal entre la gente del pueblo. La servidumbre habitual también vive en Londres en la residencia oficial de Lord Glenvale.
Son las doce del mediodía, Lord Glenvale y sus invitados están sentados en el porche de la casa. Están comentando las noticias de la actualidad, cuando Mrss. Jackson, cambiando el tema de la conversación, dice, dirigiéndose a Lord Glenvale:
Louis, ¿es cierto que cuando venís aquí, traéis todas las joyas?
Sí, contestó Lord Glenvale, aquí están más seguras; en la casa de Londres no estarían muy seguras, sin nadie que las vigilara y no me fío demasiado de las cajas de seguridad de los Bancos
¿No temes que te las roben aquí– replicó Mrss. Jackson
No, aquí en este pueblo hay muy buena gente y no se han conocido robos por los alrededores – contestó Lord Glenvale
Mientras estaban hablando, se acercó Mariana, con una botella de whisky y unos vasos para los hombres y para Mrss. Jackson un zumo de naranja, El matrimonio Ramsfield había ido al pueblo a hacer unas compras, Oksana, Red, y John estaban jugando al tenis.
Una vez Mariana sirvió las bebidas continuaron conversando.
Verás, Greta, dijo Lord Glenvale a Mrss. Jackson, aquí nos conocemos todos y si alguien robara algo, enseguida se sabría quien había sido. Pero ya te digo que nunca se han conocido robos aquí... al menos que yo recuerde.
Pero... alguna vez será la primera, Louis le comentó Greta sonriendo.
En primer lugar, mi confianza en la gente del pueblo es total y en segundo lugar, sois muy pocos los que sabéis que siempre traigo aquí nuestras joyas, mejor dicho, las joyas de Ann... a mí no me gusta llevar ni anillos ni pulseras – contestó a Mrss. Jackson.