Qué hermosas las manos de mi madre, si han hecho ricas y amorosas comidas para nosotros, ha cuidado de esposo, hijos y nietos, aún de su primer bisnieto, han lavado ropa cuando se echaba a perder la lavadora, vi a mi madre echar cepillo a los blue jeans nuestros y me enseñaba a mí cómo hacerlo, las vi lavar camisas de papá, pañales de mis hermanitos, sábanas y hermosos manteles de fiesta, coletear la casa, limpiar con energía la cocina, manos que le daban de comer a nuestro perro pastor Bronco. Ësas manos sacaron con destreza cuentas en su trabajo con los suecos en Atlas Copco, Lima, también tomaron con velocidad, Taquigrafía, era la mejor; también tipiaron páginas y páginas cuando trabajó con Ingenieros en la Cámara de Comercio de Lima,mamá jamás tejió pero me enseñó a hacer la base de los puntos. Ésas manos, hicieron las tortas de melocotón más ricas del verano para los cumpleaños de mis hermanos mayores, mamá era experta batiendo huevos a punto de nieve, también hicieron deliciosas sopas en el invierno, años de años me ayudó a picar verduras y carne para las exquisitas hallacas.
Cuánto no podría seguir hablando de ésas amorosas manos que acariciaron y curaron heridas o atendieron niños que enfermaban, en especial a mi que sufrí de los bronquios, también hicieron barquitos de papel que ella enseñó hasta los nietos a navegar en la tina del baño o en tobos que llenaba de agua y pasaban horas jugando, también les hacía gallitos y soplamocos o les dibujaba personitas y les contaba historias y los niños pedían hasta dibujitos de dinosaurios y se los hacía, muchas historias guardan ésas venerables manos. Gracias madre, cuánto nos has enseñado y seguimos, Dios siga bendiciéndote madre, qué manos tan bellas. Te amamos bisabuela de doce niños.