Desolación es el mejor adjetivo para calificar la situación de la Investigación y Desarrollo (I+D) en España a pesar de que en el año 2000 se llega a niveles récord de inversión en I+D al dedicarle un 0,94% del Producto Interior Bruto (PIB). Representa un notable avance desde el 0,48% de los años 80, sin embargo está muy lejos del 2,2% de la Unión Europea o del 3,1% de los EEUU. Nuestro país invierte menos de la mitad de lo que otros de la UE.
En Galicia se invierte el 3,3% del total español, por lo nuestra comunidad dedica un 40% menos que lo que le correspondería según su nivel de población a I+D.
Por noveno año consecutivo, IBM ha sido la empresa a la que más patentes ha concedido la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, con un total de 3.411 patentes en 2001, con un incremento del 20% sobre las 2.866 registradas en el año 2.000. En España se han registrado en todo el año 2.851. Una sola empresa registra un número sensiblemente superior que todo un país que se considera civilizado y del primer mundo. Sólo el 0,7% de las que se registran ante la oficina de patentes europea tiene color español.
Somos uno de los países más atrasados de la UE en I+D. Nuestros titulados no son peores que los de otras naciones, de hecho su productividad es mayor que la media europea. La actitud del empresario español que, salvo honrosas excepciones, no se ha interesado por las inversiones en I+D. Nunca ha creído que fuese rentable. Nuestro país es totalmente dependiente de los desarrollos tecnológicos y científicos de otros.
Hace falta un cambio de mentalidad de nuestros estudiantes para que su meta no sea la de ser funcionario, de nuestros empresarios para que vean las oportunidades que brinda la tecnología y de nuestros políticos para que desarrollen intensas políticas de promoción y ayuda de la I+D.
Algo grave ocurre en un país en el que su principal órgano de investigación, el Centro Superior de Investigaciones Científicas, tiene un presupuesto de 450 millones de euros, inferior al presupuesto de los dos principales equipos de fútbol. ¿Seguimos pensando en el circo en vez de sembrar el futuro?
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