Todos los programas de gestión y control de empresas han sufrido cambios en los últimos meses para adaptarse a la llegada de la nueva moneda. Todas los empleados hablan estos días de los ajustes que implica la nueva moneda. Los medios de comunicación están siendo pródigos en noticias relativas a la rápida aceptación del euro por parte de las empresas y los ciudadanos en estos últimos días.
Algunos augurios pronosticaban una implantación caótica a última hora, como parecía indicar nuestro carácter latino. Un breve recorrido por el tejido empresarial gallego de pequeñas y medianas empresas indica todo lo contrario. Los deberes están hechos en su mayoría desde hace tiempo y con nota. La nueva moneda se recibe con la misma naturalidad que un nuevo día.
Desde el dos de enero el euro se vive con tranquilidad en todas la empresas mientras la peseta sufre un progresivo ostracismo, eso sí, con mucho cariño. Uno puede pensar que alguna invasión silenciosa se ha producido cuando podemos ver en cualquier tienda, supermercado o mercadillo a los dependientes armados con sus calculadoras y sus explicaciones.
La panadería, la pescadería, el ultramarinos, el fontanero y tantas otras pequeñas empresas, esas que están en contacto con el pueblo están realizando una labor encomiable. Están acercando la realidad del euro a todo el mundo,
con su papel de agentes de cambio, de recogedores de pesetas y con sus explicaciones detalladas, sencillas y claras están consiguiendo que la nueva moneda, no sólo llegue a todos, sino que sea comprendida por todos.
Gadis, Continente, Hipercor u otras grandes superficies o cadenas hacen su labor en las ciudades, pero, en la Galicia de las diez mil aldeas son esos pequeños profesionales y empresarios cercanos a la gente los que logran la rápida adaptación que se está produciendo.
Detrás hay una labor lenta. La llamada de la modernidad, de sentirse más España y más Europa ha calado hondo dentro de nuestro espíritu y ha desencadenado una ola de decisiones. Esta sensación de urgente necesidad ha conseguido que las empresas informáticas lleven muchos meses cambiando y adaptado todos los programas existentes, que los empresarios estén interesados en las ventajas y las oportunidades de la nueva moneda. Muchos sectores productivos se han movilizado y están todavía a tope dando los últimos retoques a este gigantesco cambio, que habremos asumido en unas pocas semanas.