Mi novia se ha venido a vivir a mi casa.
Se le murió el hámster.
El otro día me llamó a las 5 de la madrugada y me dijo:
- Oye ... Han vuelto a poner el anuncio ese que me recuerda a mi hámster. Ese de 'Águila, Águila, Águila Hámster...'
Entonces yo le dije:
- Cariño, no te preocupes. Aquí está tu chico. Lo superaremos juntos.
¡En qué mala hora! Ese día descubrí que las mujeres son como los gases nobles. Tienen unos nombres muy bonitos pero se expanden hasta ocupar todo el espacio disponible.
Al principio todo era perfecto, hermoso. Hasta cambiar el mensaje del contestador automático:
Yo: - HOLA
Ella: - SOMOS
Yo: - SHUNGO
Ella: - Y SONIA
Los dos:- NO ESTAMOS EN CAAAAAAAAASAAAAAAAA
Vale. ¿Qué pasa? Al principio el amor no sólo es ciego. También es gilipollas; ya lo sé. Ahora la casa es distinta.
Mi apartamento es chiquitito. ¡Pero a mí me parecía incluso grande!
Llegó ella y ¡joder! ¡pareció que se hubiera encogido!
Bueno... Se ha traído secador, depiladora, un poto, media docena de peluches, 400 velas y hasta una tabla de surf.
Que yo le dije:
- Cariño, ¿para qué queremos una tabla de surf?
- ¿Pero tú eres tonto, Gordi? Es una tabla de planchar. ¿¿Planchar?? ¿¿Planchar?? Pero si para planchar sólo necesitas una bolsa de plástico vacía. Metes en ella toda la ropa y.... ¡se la llevas a tu madre!
Lo siguiente que invadió fue el armario. Vestidos de invierno, de verano, de entretiempo, mantas, sábanas, bragas
faja, bragas tanga, bragas riñoneras, faldas largas, cortas, pantys, medias, enteras... ¡¡yo qué se!!
Me invadió hasta por el aire. ¡Sí, sí. Por el aire!
Porque lo de los ambientadores clama al cielo. Tiene que ponerle olor a todo. En el WC ha puesto colgando una cosa de plástico que dice que huele a pino, que cuando terminas la faena tiras de la cadena y hueles y... no sé.
Yo siempre me imagino un pino enorme lleno de mierda por los bordes.
Cuando convives con una mujer aprendes un montón de cosas.
Por ejemplo, que los frigoríficos se deben descongelar.
Yo siempre había creído que la nevera estaba para abrir la puerta, coger tu cervecita y ¡hala! Que ella fuera fabricando hielo. Pues se tiene que descongelar. ¿A que no lo sabíais, chicos?