Cada persona es única, por lo tanto diferente a todos los demás. En la relación de pareja es donde más se pueden apreciar estas diferencias. Personalidades diferentes pueden generar conflictos y desacuerdos pero: ¿Por qué elegiste una personalidad disímil a la tuya? Si tenemos en cuenta que existen factores que influyen en la personalidad de las personas como: la herencia genética, la cultura, creencias religiosas, la dinámica familiar, el entorno o medio ambiente en el que se desarrolló, sus propias experiencias y bagaje emocional, no debería sorprendernos que tenga una personalidad diferente a la nuestra. ¿Puede ser que precisamente por eso te atrae?
Muchas veces la pareja que elegimos complementa de alguna manera nuestra personalidad. Esto no significa que no se presenten conflictos. Muchas personas miden el estado de salud de su relación por las discusiones y los conflictos que se presentan. Esto es más evidente conviven, en donde existen mil detalles que acordar o afinar. Si tomamos a la pareja como un equipo en el cual los miembros se complementan, entonces hay ciertas habilidades que posee tu pareja con las cuales es más fácil que se ocupe de algunas cosas, y tú tendrás otras habilidades que aportar para resolver asuntos propios a la vida en común. Lo verdaderamente importante es como resuelven los conflictos y que tan buena es la comunicación. La comunicación debe ser adecuada y fluida para que a la hora de resolver conflictos ambos aporten ideas y negocien acuerdos que sean funcionales para la pareja. A la hora de tomar acuerdos es muy importante dejar de lado el “yo tengo la razón”, y más bien escuchar atentamente lo que comunica tu pareja.
Muchas veces al escuchar opiniones diferentes a la nuestra no estamos prestando atención, estamos preparando en nuestra mente una respuesta para rebatir el argumento. Discutir no significa pelear.
Fuente:
http://www.asesoriaterapeutica.com