Lo que esperamos los hijos de nuestros padres

Sí.
¿Ves como coincidimos? Yo tampoco lo entiendo.

Un saludo.

ALGUNOS, no significa TODOS, de echo, algunos han caído, la Real Academia no es la Biblia,
inamovible, es mutante como mutantes somos nosotros, pobre del que no.
Has hecho una estupidez, pero a estas alturas no me sorprende, tu actitud es infantil y precipitada
como algunos de tus comentarios, pero, no ha estado mal la estupidez, sólo un poco in entendible.

saludos para un extremista de opinión...

... no están desfasados y desfasadas.

Son reglas y reglos de la lengua y del lenguo.

Hacer una guerra o un guerro de esa "estupideza" o ese estupidez es lo típico y típica de hoy en día. Una "estupideza" o estupidez todavía "mayora" o mayor. Pero bueno y buena, está bien para los amigos y amigas de los juezos y las juezas, y de los imbécilos y las imbécilas y de los idiotos y de las idiotas.

Está bien para los y las de siempre (el siempre y la siempre).

Por último-última, habría (¿habrío?) que cambiar el título o la "títula" y escribir: "Lo que esperamos los hijos y las hijas de nuestros padres y de nuestras madres", o mejor todavía para algunos y para algunas: "Lo que esperamos las hijas y los hijos de nuestras madres y de nuestros padres". O mejor: "Lo que esperamos las hijas de nuestras madres, abuelas, bisabuelas y tatarabuelas"

Bueno, ha estado bien el apreciación, la apreciaciona. Lo malo y la mala es cambiar ahora-ahoro casi todos y todas los títulos y títulas de las aportaciones y los aportaciones que se han enviado-enviada hasta-hasto ahora-ahoro.
Y a partir de ahora-ahoro, se podrá decir víctimos, parricidos, autistos, artistos y fósforas.

Vaya gilipolleza o gilipollez, la verdaz, el verdaz.

Es muy difícil ejercer de MADRES, si he de usar un genérico, usaré ése,
puesto que hasta no hace mucho, así era, la educación y cuidado de los hijos recaía
sobre la madre, aún hoy arrastramos esa labor.
Mirando las dos posturas es más fácil ser hija que ser madre, es más fácil recibir que dar,
es mas fácil ser educado que educar, pero eso, lo entiendes cuando te toca, enseñar preparar.

Muchos educadores merecen palos, pero no me voy a referir a ellos, hablo de una familia normal,
con virtudes y defectos, quizás, con desperfectos educacionales.
Lo malo de las madres, es que, no nos educamos con nuestros hijos, ellos se nos adhieren cuando ya estamos formadas
educadas por otra generación, con unos conceptos, que empleamos por hábito.

En España conviven dos generaciones que nada tienen que ver la una con la otra, una generación
donde la palabra del padre no tenía réplica, convive con otra que ha pasado, a ser sometida por sus hijos,
hijos que chocan con esa generación que defiende la familia tradicional.

Nos vamos a equivocar, diremos o haremos algo que hieran a los hijos, sólo el tiempo
dirá si nuestros errores fueron a veces aciertos.

Pienso, que tenemos el hijo que nos merecemos, buena o mala, es nuestra obra.
También pienso, que a veces, no tenemos las MADRES que nos merecemos.

Saludos…

Carmen y Torrebruno, os tomo la palabra y con la venia, y desde mi doble posición, pues he sido hija y soy madre, vengo a decir que, vale, que yo también estoy de acuerdo con casi todo lo escrito, pero que me falta algo.

Y me falta algo a dos bandas, tanto por el lado de los padres (yo tampoco voy a caer en la gilipollez de decir padres y madres, aunque sea lo políticamente correcto. En castellano siempre ha existido el masculino genérico o como leches se llame ahora, y me parece una importante economía de tecleo , hala ); como por el lado de los hijos y ¿qué es?:

PACIENCIA: porque cuando intentamos ejercer la COMPRENSIÓN, y a veces nos parece que nos hablan de forma incoherente, la perdemos, tanto unos como otros. Porque si intentamos dialogar con RESPETO, y nos parece que nuestro interlocutor (sea cual sea el bando), no lo aprecia lo suficiente, la perdemos también. Porque cuando hacemos lo posible por brindar nuestro APOYO, y creemos que nos lo rechazan, la perdemos. Porque a veces nos cansamos de prestarnos a ESCUCHAR, a veces quizás porque nos dicen algo que no queremos oír, y una vez más perdemos la santa paciencia.

Y finalemente porque es imposible tratar de ofrecer orientación a un hijo (aquí evidentemente me refiero principalmente a las figuras paternas), sin hacer uso de una gran dosis de PACIENCIA.

Así pues, creo que es lo único que bajo mi punto de vista cabría añadir.

Como siempre, es mi opinión, abierta a la discusión (no a la disputa)

BdS

He de decir que estoy completamente de acuerdo con todo lo que has escrito.
Muchos padres (ahora tendría que decir "y madres", pero paso), siguen siendo niños grandes, que lo demuestran cuando llegas a su altura. Llega un día en el que empiezas a darte cuenta de que Superman no se apellida Neira, ni Sousa ni Oureiro, sino que es un personaje inventado, y que la persona a la que has estado admirando como tu alter ego, resulta ser un pobre despistado (o no) cuya verdad única es la que él ha creído conveniente sin pararse en la razón. Y te das cuenta de que ese “porque lo digo yo” es tan vacío y tan cutre, tan insultante y tan vago, tan ajeno a cualquier chispa de inteligencia, que te dan ganas de liarte a pescozones. O, en su caso, a devolverlos.

Cuando llegas a una edad en la que has conocido a tu padre a tu misma edad, en aquellos años en los que apenas levantabas un palmo del suelo, y recuerdas las acciones, las causas, las consecuencias, los premios, los castigos, las caricias, los berrinches a tiempo o destiempo, y los histerismos a gritos que hacían fuertes a tus padres ante tus ojos, sólo reconoces su debilidad. También puedes ponerte en su lugar: ¿cuál sería tu reacción?, ¿pisarías a tu hijo, dejarías que otros los pisaran, lo intentarías comprender, te pondrías en su lugar… tú que has sido niño? Pero el hecho de analizarlo no te da la razón, porque ninguno de nosotros tiene la razón absoluta. Además todo se somete a las circunstancias y a los momentos. Sin embargo, lo que creo que analiza el texto es la injusticia por el simple hecho del abuso de la fuerza, o, mejor dicho, del abuso del poder. Y nuestros padres han tenido todo el poder que han querido, han sido dictadores, claro que sí, nos han dictado las normas de conducta, la educación o la falta de normas de conducta y falta de normas de educación. Ése es su mérito o su demérito.

La comprensión. Es tan importante… Ponerse en el pellejo del otro, darse cuenta de que una manera de ser viene condicionada por algún hecho. Acción-reacción. Y las reacciones no son en todas las personas iguales, ni en las más parecidas, ni siquiera en las que tienen la misma sangre.

El respeto. Pues claro que sí, porque hasta el ser más significante tiene su dignidad. Si te metes con un niño, el ser frustrado eres tú, el acomplejado y el insignificante. Y desde luego, el que tiene menos dignidad, pero ahí nadie más que tú te la hace perder. Esto como fondo. Como forma, de manera muy particular me parece fatal decirle a un niño que se ponga la “chaquetita” y que acaricie a un “guau guau”. Los niños no tienen por qué ser gilipollas (salvo que se parezcan a sus padres), se les puede decir que se pongan una chaqueta y que acaricien a un perro (si les da la gana lo del perro, claro), jejeje, sé que en este punto mucha gente no estará de acuerdo conmigo - ¡bien!

El apoyo. Importantísimo, claro que sí. Como bien dices, apoyar a nuestra gente en las metas que ellos se propongan. Ojito: en las que ELLOS se propongan. Ya he dicho alguna vez que tener a un niño sacrificado por alguna frustración del padre (típico caso de niño-furgolista o que estudie BUP y no FP), es esclavizar a un ser humano a tus caprichos y carencias. Si todos fueran los mejores, no existirían los mejores, sólo los normales. Y tu hijo quizás no tenga las condiciones para ser lo mejor en lo que tú elijas. Ni siquiera las condiciones para ser buenos estudiantes, ni para ser grandes abogados ni grandes médicos ni (la hostia) grandes periodistas (…) Haréis un gran favor a vuestros hijos si los apoyáis en lo que deseen, además de hacer un gran favor a la sociedad que nos escupe cada día titulados sin vocación, con el único interés de llenar el bolsillo a cualquier precio.

Otra manera de respetar y apoyar a tus hijos es no compararlos con los hijos de tus amigos, menuda estupidez. La vida es muy larga y da muchas vueltas (perdón por la obviedad). Los que han estado arriba pueden estar abajo y viceversa. No puedes comparar en los tramos de la vida que a ti te interesa, ya que ésta es una carrera de fondo. Incúlcale valores y ya se desarrollará. Qué cojones te importa si el hijo de tu amigo Manolo estudia cuarto de piano. A lo mejor el pobre chaval se está cagando en su puta madre.

Creo que todas las acertadas características de evaluación de un padre están relacionadas entre sí.
Supongo que la tarea de la educación es la labor más difícil del mundo. Yo no lo sé, sólo he sido hijo. Pero cada uno tiene su propia experiencia y muchas de los demás. Y desde luego, sí que da vueltas la vida, sí.

¡¡Joder si da vueltas!!