Me decía una amiga la otra tarde que estaba francamente preocupada. En su oficina no veía a ningún taraocomo los de Camera Café,la situación con su pareja era completamente diferente a las presentadas por los cenutriosde Escenas de matrimonio,sus hijos, normalitos ellos, no necesitaban para nada a ninguna Supernanny,su perro, un chucho corriente, no había manifestado jamás ningún complejo, su casa ya bastante perjudicada por los añostodavía no estaba para avisar a Jorge Fernández,su relación con la vecina del quinto, aunque bastante limitada, no era aún para llevarla al Diario de Patricia,sus michelines y sus cartucheras no estaban todavía para enseñárselas a Manuel Torreiglesiay desde luego, no necesitaba para nada ninguna Terapia de pareja.
Y claro todo esto unido, a que no tenía mayordomo con algodón, ni bombones Ferrero Rocheren la despensa, la tenían a punto de padecer una crisis aguda. Y es que los estereotipos que nos colocan en las cadenas de televisión son como de coña marinera, todas y todos completamente gilipollas.Si a tu hijo no puedes darle un azote a tiempo, a tu perro un tirón de cataplines,con tu marido no te puedes enfadar, como las personas normales, dos veces al mes, en tu oficina no tienes máquina de café, las goteras de tu casa las vas arreglando poco a poco, y con la vecina del quinto solo discutes una vez al año, que es cuando coincidís en la junta de la comunidad, chica, estás jorobada, porque no eres una persona normal.
En estas maravillosas teles que tenemos, lo normal es que con tu pareja te lleves como cualquiera de las tres parejas de Escenas de matrimonio,que en tu trabajo tu jefe sea tan cretino como la telefonista, y el contable tan lelo como la secretaria, que tus hijos sean tan conflictivos como tu perro, y la vecina del quinto tiene que ser una mala pécora, incurable tanto en saber vivircomo con terapia de pareja. !Joer que panorama¡Es, o no es, para deprimirse.