Estamos acostumbrados a que tenistas jubilados, ciclistas en segunda actividad, baloncestistas en el paro o futbolistas casi de la tercera edad, se asomen a las televisiones junto a los profesionales de las cadenas, y habitualmente, con más pena que gloria nos cuenten entre tópicos y alguna que otra anécdota repetida cien veces, las actividades deportivas que vemos en la
cajita.También con frecuencia vemos en TV,políticos tertulianos que a la menor que pueden nos sueltan un mitin infumable, sin ningún estilo ni gracia. Pero oigan, ver a un presidente de autonomía en plena vigencia, de colaboradoren un programa de los de guasay encima cortar orejas y rabo, pues a eso no estábamos acostumbrados. Y entonces llegó el Revilla.
Ya conocíamos alguna de sus boutades,en el Senadoproclamando su españolidad y haciendo reir a sus colegas ,en la Moncloapresentándole a ZP al taxista que lo había llevado o repartiendo anchoas en el Congreso,pero su debut anoche en Buenafuente,fue todo un espectáculo.
Comenzó llamando telonero a Valdano,que efectivamente lo fue, y con su clásica manera de hablar entre gañán, gracioso y hurañose quedó con todo el personal. Nos vendió la leche, los quesos, las vacas y las anchoas de Cantabria sin guión y sin venir a cuento, nos colocó un spotde Cantabria con una chispa tan peculiar que al Andréu,no le quedó más remedio que amoldarse al ritmo del político cántabro.
Cuando se le escucha a una solo le queda la opción de sonreir, y eso se agradece, escondido detras de su emblemático bigote, con un traje muy lejano a Guccio Armani, y con una personalidad entre Pereday Valle Inclán,se comió las cámaras, el programa, al presentador y todo lo que hizo falta. Al verle se comprende el éxito de este político populista que fué capaz, tras abandonar su profesión de bancario, de llevarse al huerto al PSOE cántabro, de arrinconar al PP y de alcanzar un punto, del que me da la impresión va a resultar muy complicado bajarle. Un crack el señor Revilla,hay que seguir viéndole, un buen fichaje del Buenafuente,pero que se ande con cuidado el de Reus, porque este presidente si se descuida le cambia el puesto por unas latas de anchoas.