¿Porqué nos gustarán tanto las estupidecesimportadas?¿Porqué tenemos esa facilidad para aceptar las chorradasforáneas frente a nuestras serias e importantestradiciones? ¿Es que somos tontos, snobs, faltos de personalidad, o las tres cosas? No cabe duda que la fuerza ejercida por las televisiones, puede inclinar la balanza hacia el lado chungo,pero no podemos consentirlo. Desde mi más tierna infancia, seguramente igual que desde la suya, a mi pueblo llegaban los Reyes Magos.Eran, y afortunadamente todavía continúan siendo, los jefes de la barraca. Primero solían llegar los príncipespreparando el terreno, y el día cinco de enero por la noche, con una maravillosa parafernalia de caballos, camellos y carrozas, llegaban SSMM ,ya de regreso tras adorar al Niño.Imposible de olvidar. Aún hoy me pongo nerviosa. Luego de madrugada y mientras dormíamos, siempre soñando con el nuevo día, nos dejaban casi todos los regalos que les habíamos pedido. Cómo se puede comparar ese momento, con el cursi paquetito del Corte Ingés colgando del árbol cutre. Aún recuerdo, como si fuera ahora, que mis hermanos y yo les dejábamos unas copas de cava (entonces se llamaba champán)y unos trozos de turrón, junto a los zapatos y al agua para los camellos. No nos fallaron nunca. En alguna ocasión, y siempre por causas ajenas a su voluntad, que si grandes tormentas en el camino, accidentes de la caravana o pérdida de algún camello, no nos trajeron todo lo que pedíamos, pero siempre, siempre, superaban con su generosidad nuestra infantil espectativa. ¡Fantástico! Seguramente es por ese tremendo afecto, que ahora, cuando veo que esas tonterias televisadas americanas, unidas a los intereses irrefrenables de los grandes almacenes, quieren colocarnos a toda costa al tipo ese regordete, vestido de un color rojo hortera y con un saco petate al hombro, me pillo un mosqueo tremendo. Cuando veo esa ridícula moda de "JPH"(joven pareja hipotecada), que lo primero que cuelgan en la ventana de su pareao, adosao, apartamento o estudio, es el muñeco del regordete americano pretendiendo entrar por el balcón (a pesar de que dicen que entra por la chimenea) me parece un bodrio yanki de pueblo con sheriff. Es necesario reivindicar telefilms en los que nos coloquen de protagonistas a nuestros Melchor, Gaspar y Baltasar,la tortilla de patata y la sidra El Gaitero, en lugar de la infumable Coca Cola y la hamburguesa. Además, ¿Quién es Santa Claus?