Estoy convencida de que el chico sabe nadar, pero el hombre no tiene ni idea de guardar la ropa. Un auténtico pardillo.No tengo ni idea si ha pasado dos, tres o ninguna vez el Estrecho, tampoco tengo claro si sus anteriores retosfueron todo lo legalesque se nos quiere vender, pero lo cierto es que incluso con su pelínde tapujo y su montón de circo, el chaveaes un fenómeno que se merece anunciar desde los plátanos de Canarias, hasta las televisiones de plasma. Y bien que hace rentabilizando su cuerpo como si fuera un tablón de anuncios. Otras, con muchísimos menos méritos, son capaces de vender planchas para cocinar. Lo que no puedo comprender es a qué carajose presenta en un programa como DEC,en el que además de pillarse un calentón de miedo, tiene que soportar las dudas de unas y unos indocumentados. ¡Menuda encerrona! No puedo entender como su equipo de asesoresconsiente, que este chico se enfrente a ese montón de pirañas. Recordar sus medallas y sus records en platós de ese pelaje, no solo no sirve, sino que resulta pedante. Ponerse en plan campeón simpático y estupendo está fuera de lugar. Es evidente que sus retos no son pruebas deportivas sino mas bien hazañas de circo, eso es incuestionable, por eso cuando Davidpretende mezclar sus éxitos deportivos con estos retos, se equivoca. Yo no se si se agarra al barco, si echa una cabezadita o si se toma un cocido para conseguir semejantes proezas muy próximas al filo de lo imposible,pero tampoco me importa. Personalmente sentí coraje al verle tan turbado pero insisto, ¿Qué se esperaba? ¿Dónde pensaba que se metía? Supongo que al igual que en otros casos, habrá ido mitad por dinero, mitad engañado y mitad por cumplir compromisos publicitarios adquiridos, pero si acepta un consejo, creo que debería continuar con sus historias en lugar de tratar de cruzar charcosde este tipo.