Nunca debi haberme echado novia. Y sobre todo, nunca debi haberla invitado dar una vuelta en mi moto. El primer dia que la Pili vino a darse un paseo le adverti de como debia comportarse un buen paquete.
- Agarrate fuerte a mi. Sigue los movimientos que yo haga o quedate como un palo, pero no hagas ningun gesto brusco cuando tumbe, ni te asustes. Lleva los pies bien fijos en los estribos y no te eches encima cuando frene. Si algo te va mal, me das un toque en la espalda y paro. Lleva la pantalla bajada y no te tragaras mosquitones.
Pero no me hizo caso. En la primera salida no se agarro a mi cintura, sino a los hierros del portamaletas. A la primera arrancada note un alivio en la suspension trasera al que no di importancia. Unos kilometros mas adelante note que la Pili no me acompañaba. Di la vuelta y me la encontre en un charco de sangre.
Tardo dos semanas de hospital en recuperarse del traumatismo, pero tengo que reconocer que la tia era valiente.
A la semana de darle el alta volvimos a intentarlo. Esta vez se agarro con fuerza a los michelines. Rodamos alegremente durante horas y cuando al regresar vi su cara me espante. Estaba palida, con la mirada perdida en el infinito, su pelo -antes rubio- ahora era blanco como la tiza y,presa de una extrana locura, solo era capaz de murmurar frases
inconexas como 'El camion, no, no.!? La curva se cierra!? Vamos a morir!', y barbaridades por el estilo.
Pero el que peor librado salio aquel dia fui yo. Me habia clavado las uñas en las mollejas, traspasando la chupa con tal fuerza que me brotaba la sangre y precise asistencia medica.
Unos dias mas tarde probamos a repetir la experiencia. Ella habia tomado una caja entera de Tranquimazim y su rostro reflejaba una tranquilidad celestial. Arranque delicadamente y en veinte kilometros todo iba como la seda pero en una curva cerrada, tal vez me confie excesivamente. Tuve que clavar frenos para evitar el accidente. Solo entonces la vi. La vi pasar por encima mio, describiendo una trayectoria parabolica perfecta hasta incrustarse con un poderoso estruendo en el guardarrail.
Que fabulosamente bien hacen los cascos hoy en dia! Perforo el metal como un misil. Y que tios abnegados los bomberos! Como forcejearon para sacarla de alli! Los tres meses en el hospital pasaron volando.
Yo creo que cuando le propuse el siguiente paseo, ella ya no las tenia todas consigo, pero asi y todo, acepto. Cuando se subio a la motocicleta me parecio sentir que estaba temblando y como que murmuraba una oracion. ¡Que teatreras son las mujeres!
En las rectas de la general todo fue bien, pero al subir el primer puerto y llegar junto al precipicio se asusto. La muy boba, dio una especie de brinco que me desestabilizo y a duras penas consegui no caer. Ella no se mantuvo tan bien y salio despedida por el lateral.
Nunca he visto a nadie dar tantas volteretas. Rodo haciendo la croqueta por la escarpada pendiente hasta que se escucho un CROCK y se detuvo en la sima.