En estos días se ha hablado mucho del trabajo de Craig Venter y la (seguramente mal llamada) primera síntesis de vida artificial. No entraré detalles que, por otro lado, ya han sido muy bien explicados en el artículo de Ciencia Kanija. Solo recordaré que no es la primera vez que alguien afirma que ha sintetizado vida. Hace casi dos siglos hubo quien revoluciono la biología con el mismo argumento.
¿Es la química de un ser vivo diferente de la química de las rocas, el aire o el océano? Durante mucho tiempo se pensó que si. Fue Aristóteles, otra vez, quien creó la clasificación que separaba al reino animal y vegetal del reino mineral. Se pensaba que existía algún tipo de fuerza o esencia vital que estaba presente solo en los seres vivos y que era imprescindible para dotarles de animación y permitirles crecer. Este concepto era claramente apoyado por ideas religiosas y hasta filosóficas, llámese alma, espíritu o vis vitalis.
Los experimentos de laboratorio indicaban lo mismo. Los compuestos asociados a la vida era muy complejos y los químicos eran incapaces de sintetizarlos. Esto acallaba muchas críticas porque dotaba a los “vitalistas” de un argumento demoledor. La “fuerza vital” podía ser indetectable pero las moléculas de un organismo vivo era únicas e irrepetibles. Durante muchos siglos, nadie puso en duda que la química de los seres vivos era especial e inimitable. Hasta que, en 1828, un químico alemán llamado Friedrich Wöhler intentó sintetizar una molécula llamada cianato de amonio. Una vez obtenida, calentó el resultado para evaporar el agua y obtener el producto en estado sólido. Sin embargo, el calor hizo algo más. Modifico la estructura de la molécula que se transformo en urea. El resultado era increíble. Un simple calentamiento bastaba para convertir un conocido compuesto inorgánico en una molécula claramente orgánica, un residuo que era expulsado por todos los animales en su orina. No solo se daba un golpe mortal a la teoría del vitalismo, también se descubrían los isómeros, moléculas químicas con la misma composición pero diferente estructura y comportamiento. A continuación, otros químicos como Marcellin Berthelot comenzaron a sintetizar diferentes moléculas orgánicas cada vez más complejas.
Síntesis de la urea por Wöhler. Fuente: Wikipedia
Hubo algunos intentos de resistirse a la nueva teoría. Después de todo, la urea era una molécula relativamente simple, en realidad, un residuo. La vida dependía de moléculas mucho más complejas como proteínas, aminoácidos, o fragmentos de ADN cuidadosamente ordenados. Pero, poco a poco, cada una de estas moléculas ha sido sintetizada y los resultados han sido espectaculares. Desde la síntesis de antibióticos a la ingeniería genética, hemos aprendido y utilizado los mecanismos de la vida en nuestro provecho. El último paso en esa carrera es el avance desarrollado por Craig Venter. Ha conseguido sintetizar una cadena de ADN que copia el genoma de una bacteria, la Mycoplasma mycoides. Luego este genoma ha sido introducido en “cuerpo” de otra bacteria del tipo Mycoplasma capricolum, donde ha tomado el control y ha comenzado a reproducirse. No voy discutir si eso implica crear o no vida artificial, pero el siguiente paso esta claro. En lugar de copiar, alguien empezara a diseñar algo nuevo. Dentro de no muchos años, nadie podrá dudar de que la Humanidad ha conseguido crear una nueva forma de vida.
Esta anotación pertenece a la serie 20 ideas que fracasaron.
Fuente:
Urea, la primera síntesis de la vida