Vía http://blogs.ya.com/vidasurrealista. Blog de un estudiante de farmacología que además trabaja en una farmacia ;).
Todo el mundo sabe que en las carreras siempre hay asignaturas útiles y, por decirlo de alguna forma, otras poco útiles...
Es más, a la mayoría de la gente se le ocurren multitud de asignaturas nuevas que deberíamos dar en sustitución de estas últimas... En mi caso, esto es bastante común puesto que aún no entiendo la finalidad de muchas de mis asignaturas, y sin embargo se me ocurren miles de cosas que a la hora de trabajar serían mucho más útiles y que en la facultad no se tocan ni de lejos.
Hoy os voy a hablar de un aspecto de la farmacia que mucha gente desconoce y del que en la carrera no se habla en absoluto. Me refiero a las artes adivinatorias.
Sí, no os creáis que por saber mucho de farmacología o de productos a la venta en farmacias uno puede ser un buen farmacéutico. No, hay un factor que influye muchísimo en tus dotes como buen dispensador que es el saber qué te está pidiendo el cliente, o mejor dicho: que coño te está pidiendo el cliente (si me consentís este vocabulario). Esto que no está contemplado en el plan de estudios vigente, no sólo te ayuda a hacer un buen servicio al cliente/paciente, si no que además con un poquito de morro te hace quedar tela de bien. Os pongo un sencillo ejemplo:
Llega una mujer a la farmacia y te pide un FRENADUL. Tú, por tu experiencia sabes que el frenadul como tal no existe, y que la mujer te está pidiendo FRENADOL, asi que le preguntas ¿frenadol? y ella te dice: eso! con una sonrisa porque la has entendido a pesar de su absoluto... digamos... desconocimiento de los antigripales a la venta.
También puede darse el caso en que la persona en cuestión se cabree porque le has corregido, y en muchos casos, porque después de tu corrección, sigue siendo incapaz de decirlo bien... pero bueno, centrémonos en los casos en que sale bien...
De esta forma, con sólo un poco de experiencia y, como he dicho antes, un pelín de morro, puedes quedar como sabio en un momento, simplemente adivinando lo que el paciente toma o reclama. Pero claro, hasta aquí la teoría, luego se dan los casos en que ni por asomo se parece lo que dicen a lo que buscan y tú pues no puedes evitar reírte. Ejemplos:
Lizpotrina: Lizipaína
Fumol: Flumil
Chicles no-se-qué-dent: Caramelos smint
Licolina: Lizipaína...
Fumacil: Fluimucil
Sipofosasino: Ciprofloxacino
Lizaina: Lizipaína joder
Caramelos ocalitas: Riccola de eucalipto
No-se-qué-sal: Radio-salil
Lizi...cralina?: LI-ZI-PA-Í-NA!!
O luego también tenemos el clásico ejemplo de: no me se el nombre pero se que la caja es azul, o también: no me se el nombre ni para que vale pero se que las pastillas son blancas... Que si encima el cliente te mira mal por no saber que te está pidiendo, te entran ganas de estrangularle y atiborrarle a pastillas blancas, pero eso sí, solo las que vengan en caja azul.
Y luego ya está el colmo absoluto, en que entra una mujer y te dice: es que no me acuerdo para que lo tomaba ni el nombre...pero espera que piense...si si, la caja era...cuadrada!
Y tú te quedas como: cuadrada de veras?? dios, hasta donde llega la tecnología...