El Pintor.
Un Convento estaba en sus ultimas fases de reparación y se presenta a la puerta un señor que va a realizar el trabajo final de pintar las paredes. Despues de la aceptacion por parte de las 'hermanas' para que este hombre trabaje, pasa a una habitación a cambiarse la ropa y vestirse de una forma mas 'adecuada' para realizar su faena, sin percatarse que el pantalon estaba descosido en la parte donde se juntan las dos piernas y le quedaba el sexo al aire libre.
Nuestro pintor algo despistado se encarama en unos andamios y comienza a realizar su labor. Al cabo de un rato pasa por alli una de las monjitas y mira hacia arriba para ver como va quedando todo y cual fue su sorpresa al ver flotando alegremente el pene y las bolas de aquel pintor.
Inmediatamente comunica a una de las superioras y esta da la orientacion de que no cunda el panico y tratar de hacer caso omiso de la situacion, a la vez que en una clase de 'canto' que va a comenzar enfatizarian en algunas estrofas para que el pintor se de cuenta de lo que esta sucediendo y pueda corregir tan grave falta.
Asi las cosas la madre superiora informa a las monjas que cuando hagan el coro en la clase tienen que repetir 3 veces las ultimas dos palabras de la estrofa cantada y comienzan de esta forma:
--Al señor de la pintura, por debajo se le ve la figura.
--(coro) La figura, la figura, la figura.
Nuestro pintor tan entretenido como antes no escucha lo que se canta en su honor y nuevamente cantan otra estrofa.
--Al señor del trabajo, por debajo se le ve el guindajo.
--(coro) El guindajo, el guindajo, el guindajo.
Es entonces que el hombre comprende a lo que se refieren y comienza a cantar desde el andamio en muy alta voz y acompañandose el mismo en forma de coro.
--No tienen que inventar mas canciones, para decir que se me ven los cojones.
LOS COJONES, LOS COJONES, LOS COJONES.