Uno de los grandes misterios desde el advenimiento de Internet es el de la libre distribución en música. ¿Cómo narices es posible que haya músicos que se dediquen a subir su producción a la red, la ofrezcan totalmente gratis y vivan de ello?... Muy sencillo; el secreto se llama Creative Commons: un tipo de licencia al que cada día se acogen mas artistas; no solamente músicos, sino pintores, dibujantes, diseñadores, cineastas, etc. En el peor de los casos el artista en cuestión conserva los derechos sobre toda su obra no permitiendo la manipulación o utilización de la misma, ni la venta por terceras personas; pero la mayoría dejan al libre albedrío de los usuarios todos esos pormenores, lo cual representa un aliciente para aquellos “creadores”que, de un tema concreto, sacan sonidos o ideas para, a su vez, componer o re-arreglar nuevas cosas sobre bases ya escritas, lo cual no deja de ser – aunque con miramientos – un proceso “creativo”. La libre distribución se basa en la confianza mutua; y los artistas pueden vivir de su arte gracias a las donaciones que la distribuidora – que no gana nada con ello – les hace llegar de quienes voluntariamente, y sin ningún tipo de presión, deciden enviar un par de eurillos para ayudar a sus favoritos. Es tal el flujo de donaciones, aún en tiempos como los que nos toca vivir, que algunos creadores viven mejor que cuando una gran multinacional “administraba” su material y sus giras. No hay más.
¿Entonces, como sobreviven esas distribuidoras que no cobran nada de quienes deciden subir la producción a su página web? Simple: cada visita, mediante una concertación con el host que aloja su página, genera unos céntimos a su favor; si al cabo del día son cientos o miles, calculad... Además, algunas se dedican también a la sonorización de oficinas y locales comerciales(restaurantes, boutiques, pubs...)con el material de sus asociados, que reciben sus dividendos por ello. A todo esto hay que añadir la venta de discos para quienes no quieren o no tienen tiempo de bajarse cosas de la red. De esta forma todo el mundo sale ganando: los internautas que pueden permitirse el lujo de donar algo lo hacen, mientras que aquellos que están a dos velas pueden también disfrutar de ese bien que es la cultura en todas sus variantes, sin tener que rascarse el bolsillo. Ahora mismito estoy escuchando un álbum de Sonic Mystery recién bajado de Jamendo, una de esas compañías de libre distribución, que no se limita solamente a servir de intermediaria entre los creadores y el público, sino que ofrece la posibilidad de escribir la opinión acerca de los autores y sus obras, leer, antes de bajar algo, las opiniones de otras personas, escribir mensajes en sus foros, subir tu propia música, obtener todo tipo de información personal y profesional de sus acogidos, etc. Y no es la única, ¿eh?... Me consta que hay por lo menos unos cuantos miles más. Tan solo hay que saber buscar my friends... ¿Entonces, podríais preguntaros, por que las multinacionales no utilizan esa misma fórmula?... - Simple y llanamente, porque la ganancia es “mas lenta”. Eso en tiempos en que casi todo todo el mundo anda con el turbo puesto es un lastre que esas compañías no están dispuestas a asumir; sin contar, por supuesto, de que el método no permite que puedan manejar a su antojo al artista teniéndolo ligado de por vida a sus caprichos. ¿Para que hay que andar pirateando por esas webs que no sabes ni de quien son, ni sus verdaderos fines, si dentro de las compañías de libre distribución, con ese espíritu de mutua confianza al que antes hacíamos mención, puedes encontrar verdaderas joyas de todo tipo?...