No es oro todo lo que reluce dice el refran, y tiene mucha razón. Podría complementarse con aquel que viene a reflejar el sentir de la sociedad actual:" nadie da euros a cinco céntimos". Estamos hablando de Apple, pero podríamos estar haciéndolo de cualquier gran multinacional de otro tipo. Especialmente en informática parece que son proclives a este tipo de actuaciones. Lo virtual se ha convertido (lo es ya) en una gran máquina de hacer dinero por encima de cualquier otra propuesta. Y así las empresas que se dedican a estos menesteres infirmáticos - como antes lo hicieron otros sectores - exprimen el limón hasta límites imposibles en su afan de ganar cada vez mas con la misma inversión. Es el mundo del bussiness que no tiene corazón; "ni falta que le hace", dirán los interesados.
No es que tenga una especial animadversión contra Apple, porque con Microsoft pasa casi tres cuartas partes de lo mismo, lo que ocurre es que a la empresa de la manzana parece ser que cada vez le gusta dar el mordisco mas grande: hardware dedicado(que cuesta un ojo de la cara) multitud de funciones que precisan de una conexión casi permanente con la central para funcionar al 100%, y finalmente, software elegido minuciosamente por Apple y de cuya permanencia nadie da ninguna garantía, puesto que, como vereis en el artículo de la Agencia Forbes, los apps entran y salen casprichosamente del fondo de catálogo aplicativo de los productos de la empresa.
Soy muy consciente que las empresas son eso: fábricas de hacer dinero y que nadie monta una para no ganar nada; pero hay un cierto límite - o debería - acerca de la rapidez con que se quiere ganar ese dinero. Al principio todo son buenos propósitos, pero el voraz monstruo de la moderna empresa fagocita todo lo que se le pone por delante sin tener ni siquiera un mínimo atsibo de miramiento hacia la clientela, que hace tan solo unas décadas si se tenía.
Uno de los redactores de tecnología de la Agencia: Dirk Smillie nos hace un exhaustivo repaso por las apps que Apple no autoriza:
Las apps que Apple no quiere que usemosBy Forbes
Forbes Por: Dirk Smillie
Algunos piensan que las apps, esos programillas que convierten un Smartphone en una especie de navaja del ejército suizo digital, son los mejores pasatiempos tecnológicos. Miles de estas aplicaciones convierten las pantallas de los dispositivos móviles en videoconsolas o monitores donde disfrutar de descabelladas animaciones. Sin embargo, no se puede negar que algunas de esas apps son francamente útiles. Por ejemplo, una app de Comcast ofrece la parrilla de televisión y permite programar la grabadora digital de forma remota. Schlage, la empresa de cerraduras, acaba de crear una app que puede bloquear o desbloquear la puerta principal de casa. El Hilton incluso ofrece una app para solicitar el servicio de habitaciones.
El coste de crear una app ronda los 30 000 dólares estadounidenses, por lo que no es de extrañar que los desarrolladores se irriten cuando retiran sus creaciones del stock. A principios de año, Apple dejó de ofrecer 5 000 apps en su tienda. Por ejemplo, iWobble (que hacía que la imagen de los pechos de una mujer rebotase en la pantalla) y Daisy Mae's Alien Buffett (una versión explícita de Lara Croft, que desde entonces ya ha recuperado su lugar) fueron eliminados repentinamente del stock. En muchos casos, a los desarrolladores se les dice que sus aplicaciones incluyen contenido sexual censurable. Algunas pueden volver a las listas, si el desarrollador las retoca o elimina el contenido dudoso, o cuando hay muchas quejas de los blogueros.
Los críticos han dado rienda suelta a su furia contra Apple por esta eliminación masiva de aplicaciones y algunos se quejan de que el proceso de revisión de Apple es, cuanto menos, arbitrario. Craig Grannel, diseñador del sitio Cult of Mac, que dirige iPhoneTiny.com, un blog de Twitter donde se hacen críticas de las apps del iPhone, dice que la actitud de Apple es "incómodamente hipócrita y hostil frente a los desarrolladores". De este modo, un desarrollador puede pasarse varios meses trabajando en una app para acabar ninguneado por un revisor que aplica una serie variable de normas a su gusto, afirma Grannel.
"Nuestras normas no han variado", responde la portavoz de Apple, Trudy Muller, que nos remite a las directrices del kit de desarrolladores de Apple. Este kit incluye normas que establecen que las apps se pueden rechazar si incluyen contenidos "obscenos, pornográficos u ofensivos". Pero, ¿qué constituye una ofensa? Sobre esto, las normas dicen poco.
El rechazo de Apple a los contenidos obscenos tendría sentido si hubieran retirado apps para Playboy, Penthouse Variations, Call Babe o Seven Minutes In Heaven: todas contienen elementos eróticos y siguen disponibles en la tienda de apps. Apple ha retirado de la lista algunas apps simplemente porque eran de mal gusto, pero lo cierto es que la norma se aplica de forma selectiva. Si no, ¿cómo explicar que sigue habiendo nueve apps en este momento que contienen la palabra "toilet" (retrete) en el nombre?
Algunos desarrolladores han recibido algunas directrices. El desarrollador australiano Shifty Jelly escribió en su blog que su app "My Frame" iba a ser retirada de la tienda Apple porque permitía que los usuarios compusieran sus fotos en un marco que se podía personalizar con imágenes de objetos como lámparas y relojes. Shifty Jelly envió un correo electrónico directamente al jefe de Apple, Steve Jobs, para quejarse, lo que según cuenta le valió la siguiente respuesta: "No permitimos apps que creen sus propios escritorios. Lo siento."
El ecosistema de las apps es el resultado del trabajo de un numeroso ejército de desarrolladores. Estas aplicaciones se venden en tiendas "plataforma" de Apple y Google Android o en tiendas de "operadores", como Verizon o Vodafone. Actualmente, en la tienda de Apple hay 225 000 apps; Android de Google tiene 50 000; y GetJar 14 000.
Mark Beccue, analista sénior de ABI Research, que ha realizado varios informes sobre las apps, afirma que al igual que cualquier otra tienda, desde Wal-Mart a Ann Taylor, Apple puede decidir lo que desea ofrecer. Sin embargo, es posible que dentro de poco ya no importe mucho: "La gente consigue las apps fuera de las tiendas", explica. De hecho, Beccue predice que en 2013 las descargas de las tiendas de apps empezarán a disminuir.
