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Esperando al sol

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Poema número 45 de 'Gritos sin voz, lágrimas sin llanto'

Gota a gota todas van cayendo, lentas
y dispuestas a bañar de vida las tierras,
tierras quemadas por el odio,
hundidas en las profundidades del olvido,
cuyos nombres no se dicen por miedo,
a la muerte, a despertar viejos fantasmas,
a la ira de los coetáneos, a un castigo de Dios.

Una ardilla corre entre las hierbas,
en busca de comida, o sólo porque quiere correr,
la lluvia cae sobre su cuerpo,
mas no se detiene, ni ella ni el tiempo,
y corre veloz mientras un rayo de sol aparece,
en el horizonte, parece cercano mas no lo es,
aún queda mucho tiempo para ver la luz.

Debajo de un árbol un hombre duerme,
su sombrero marrón le tapa la cara, sonríe,
a su lado un perro vigila,
temeroso de los ladrones cercanos,
cada movimiento presente en la naturaleza,
quiere correr y ser libre, mas un maltratador se lo impide,
generoso con su nuevo amo le protege, le da compañía.

Las aguas de un riachuelo siguen su curso,
la naturaleza le guía el camino a seguir,
en la orilla hay un niño,
está llorando, o es la lluvia recorriendo
su rostro pálido, triste, solitario, abandonado,
mira los peces formando grupos bajo el agua,
está asustado, mas no se mueve, no sabe qué hacer.

El sonido del viento se oye por todos lados,
se asoma una tormenta, eso parece,
el niño mira a su alrededor,
ve un perro corriendo y cae desmayado,
el perro lame las manos del cuerpo tendido,
ladra fuerte para que su amo lo escuche,
aquella criatura necesita socorro, alguien que la cuide.

Esperando al sol estoy en una colina,
viendo todo lo que sucede desde mi rincón,
queriendo escribir un poema,
mas la lluvia me lo impide, arruina mis papeles,
da vida a la naturaleza mas mata mi inspiración,
me empapo la cara con las gotas de agua,
esperando al sol, esperando que deje de llover.
Anoto en mi mente todo lo que veo,
cada ladrido, cada sollozo, cada suspiro,
vienes a mi lado, te sientas,
estás empapada, mas estás feliz a mi lado,
me sonríes, me besas en los labios, me abrazas,
me dices que deje en paz a la lluvia,
coges mis papeles y los tiras, quieres que viva.

El agua está para dar vida a los animales,
la tierra para asentarnos en ella,
el fuego para quemar pecados,
otros lo utilizaron para quemar cultura, malditos,
el aire para que vivamos y muramos al mismo tiempo,
tú estás para amarme y hacerme feliz,
yo sólo valgo para escribir, y ahora no puedo.

Me miras con ternura y ves pasar una mariposa,
me acerco a ella con sigilo, sé que te gustan,
la cojo entre mis manos,
las abro con lentitud y miras entre ellas,
tu mirada se cruza con su mirada, os sonreís,
después me miras a mí y me suplicas,
abro las manos y dejo que la mariposa sea libre.

Con tus manos blancas, limpias de sangre,
puras como tu corazón, tu pensamiento,
tus actos y tus deseos,
con tus manos me acaricias la cara, los labios,
me escudriñas con tus ojos, quieres ver
mi alma, pero te digo que yo no tengo alma,
tú me ordenas callar, me miras en silencio.

Un trueno se escucha romper el cielo,
algunos animales corren a esconderse,
una paloma remonta el vuelo,
desvías la mirada y miras hacia arriba,
un día me dijiste que en las tormentas
siempre buscas a Dios, mas no lo encuentras,
ya sabes lo que pienso, aun así me amas.

El viento comienza a agitar las ramas
con fuerza, corro por mis papeles, te ríes,
me gritas que corra más,
con apuros recupero algunas hojas sueltas,
en ellas tengo escritos algunos versos,
sobre ti, sobre el cielo, sobre el ser humano,
es, junto a ti, lo único que tengo en mi vida.

Una niña pequeña monta en su bicicleta,
acelera cada vez más, ¿llegará a donde se dirige?
no lo sabremos, ya no la veo,
nos quedamos viendo su rastro en el suelo,
miras mis versos y dos lágrimas surgen,
te veo llorar y te beso en la frente,
deseas algo con todo tu ser, no sé si puedo dártelo.

El silencio nos mata a los dos, con lentitud,
mis labios permanecen besándote,
quiero darte lo que deseas,
por encima de todo en mi vida, sólo para ti,
mas el miedo a no ser un buen padre
es superior a mis deseos de tener un hijo,
siento que la cuerda se rompe y llega a su fin.

Un ruido repentino de un revólver nos asusta,
me abrazas con fuerza unos instantes,
como nunca lo has hecho,
tus brazos me dicen que no me vaya,
los míos te corresponden, no tengas miedo,
estando a tu lado intentaré protegerte,
hasta que me muera lo haré, hasta entonces.

Las flores abren sus pétalos, respiran aire puro,
las hojas de los árboles bailan con el viento,
tú te quedas dormida,
nuestras respiraciones siguen el mismo compás,
poco a poco sonríes mientras duermes,
y yo me pregunto si podré seguir
haciéndote feliz por mucho tiempo, mas no lo sé.

El viento mece a las nubes, siguiendo un camino
que sólo él sabe, de dónde y hacia qué lugar,
casi puedo ver el sol,
los tiempos de tormenta pasan por ahora,
mas volverán y con más fuerza, tarde o temprano,
he de aprovechar estos momentos de luz,
la inspiración no me puede fallar, no ahora.

Observo la naturaleza, las aves, los perros,
te observo a ti, durmiendo dulcemente,
abrazada a mi cuerpo,
ansías un hijo como la tierra yerma la lluvia,
lluvia como la que está cayendo ahora,
si ella satisface sus deseos, ¿por qué
tú no puedes también? Por mi culpa, perdóname.

Noches en vela me han quitado la vida,
noches pensando en dejar de escribir por ti,
de escribir por mí,
para dedicarme sólo a la persona que me ama,
dividida tengo mi vida, entre vosotras dos,
sé que la literatura no me ama como tú,
mas no puedo dejarla, tampoco a ti, si lo hago muero.

Vuelvo a mirarte, no puedo dejar de hacerlo,
sonrío y quiero dejar de pensar,
sólo vivir, contigo,
los papeles con los versos los guardo,
no quiero que me arruinen este momento
en el que estamos solos, en el campo,
mojándonos con la lluvia, viviendo.

Con cuidado para no despertarte,
con cuidado para no asustarte, me tumbo,
apoyo tu cabeza en mi pecho,
te rodeo con mis brazos, cierro los ojos,
muchas veces hemos dormido así, como ahora,
olvidándonos del mundo en nuestro rincón,
tranquilos, amándonos, pensando sólo en nosotros.

Mi imaginación es libre, puede volar,
como esas gaviotas que no se sabe dónde van,
como una hoja en otoño,
unas risas de unos niños a nuestro lado,
abres tus brazos y les besas en la frente,
mas todo se oscurece por las sombras
que mi mente crea atormentándome, abro los ojos.

No puedo estar más tiempo tumbado,
me levanto sigiloso, respiro profundamente,
miro la naturaleza llorar,
un poeta diría que está triste, como yo,
tú también me lo dirías, me harías feliz
susurrándome al oído, besándome,
para mí sólo es una coincidencia, nada más.

Me pregunto cuándo se irán las nubes,
y mis temores de no hacerte feliz también,
no quiero vivir así,
si estoy a tu lado sólo quiero pensar en ti,
escribir versos sobre nosotros y no
sobre mi sufrimiento, no deseo sufrir,
no puedo rezar a nadie, sólo puedo esperar.

Un relámpago ilumina en cielo, que ruge,
la lluvia es más fuerte que antes,
me agacho y te despierto,
te pido que nos vayamos ahora a casa,
tus ojos entrecerrados miran el horizonte,
la oscuridad es lo único que ves allí,
te levantas y nos vamos andando, abrazados.

Una cabaña del siglo diecinueve, nuestro hogar,
está a lo lejos, esperándonos, a los dos,
a nadie más, a nadie,
soledad compartida, tema para triste poesía,
me dices algo gracioso, me río,
te hago ser fuerte sin querer hacerlo,
por mi culpa no puedes llorar, no puedes.

Tu deseo me hace más débil día a día,
en el fondo te gustaría cambiarme, lo sé,
y yo quiero cambiar,
quiero ser como tú quieres que yo sea,
mas no me dejas hacerlo, me dices
que sin la poesía no puedo vivir, es verdad,
mas tú me amas, la poesía a mí no, más cierto aún.

¿Cómo poder elegir entre vosotras dos?
Las dos me dais vida, sólo tú me das amor,
necesito escribir,
igual que necesito vivir a tu lado, y tú conmigo,
tú te entregas a mí sin pedir nada a cambio,
yo no soy capaz de dejar de escribir versos,
me mata pensar que la poesía nos aleja.

Mi tortura de cada día llega con la noche,
cuando me siento con mis versos,
leo lo que pienso,
lo que me da miedo, lo que me hace vivir,
mis versos sobre ti, sobre los versos,
te veo dormir con cara de tristeza,
veo que realmente no eres feliz a mi lado.

Cuando miro los peces de nuestro lago,
tú me preguntas porqué callo,
no sé qué decirte,
a veces no digo nada, otras veces lloro,
me acaricias, me besas, me preguntas
porqué lloro, y no puedo decírtelo,
mas lloro porque te veo sufrir mientras duermes.

Te amo más cada día que vivimos juntos,
cuanto más te sacrificas por mí,
y yo, un ingrato,
tiro al agua muchos de mis poemas,
para volver a rescribirlos de madrugada,
iluminado por una vela, mas sumiéndome
en la oscuridad de mi dolor, de tu dolor.


El fuego de la chimenea nos llama,
nos desnudamos y nos secamos de la lluvia,
hacemos el amor,
recorro tu cuerpo con mis labios, beso
cada palmo de tu piel, tu rostro, tus mejillas,
me abrazas fuerte para no dejar que me vaya,
me sonríes, me besas, me acaricias el cabello.

El crepitar de las llamas nos adormece,
antes de dormir me susurras otra vez,
te amo, por siempre,
como persona, como poeta, te amo,
soy feliz a tu lado, no sufras por mí,
deja de martirizarte, deja de morir de noche,
quiero estar a tu lado, sólo quiero tu compañía.

Por las noches sufro porque te veo sufrir,
no porque no pueda tener un hijo,
sufro por ti,
porque tú sufres por mí y no sabes decirlo,
porque me amas tanto que piensas
que no puedes darme todo lo que quiero,
cuando sólo te quiero a ti, nada más.

Mientras escribes en la penumbra te veo,
cierro los ojos cuando te das la vuelta,
y no puedo sonreír,
¿cómo puedo sonreír si sufres tanto?
cuando hacemos el amor dejas la tristeza,
noto inquietud en tus labios, noto
resquicios de dolor en tu mirada, en tu alma.

No crees tener alma, pero sí la tienes,
es parte de ti y parte de nosotros,
de nosotros,
sé que me amas más de lo que debes,
como tú escribes en algunos poemas,
mas no lo creas así, el amar no se puede
medir en lo debido o lo indebido, sólo es amor.

Terminas de susurrarme y yo duermo,
no sé si es un sueño o es real,
tus palabras,
tranquilizan mi vida, me alegran,
hacen desaparecer mi angustia, mi dolor,
quiero creer que todo es verdad,
que no es otra manera de evitar verme sufrir.

Te creo, ¿cómo voy a pensar que mientes,
aunque sea para que seamos felices?,
no puede ser,
he pensado muchas veces sobre la vida,
sobre la tristeza que creí te inundaba,
mas ahora me susurras que no sufres
porque me amas y por que amo.

Te abrazas a mí y nos dormimos desnudos,
la lluvia cae toda la madrugada, sin pausa,
el sol a punto de salir,
al alba debe estar en el cielo, iluminando
mi camino tras la oscuridad pasada,
así debe ser, la tristeza desaparece,
las penumbras para los cuentos de terror.

Las horas pasan, nuestros cuerpos descansan,
sonreímos, somos felices, ¿por siempre?
así lo espero,
no quiero pasar más noches en vela,
sufriendo porque te amo pero no puedo
darte todo lo que creo que necesitas,
siento haber pensado así, siento haberte hecho sufrir.

Ambos sufríamos al vernos sufrir mutuamente,
tú sabías mis motivos, mas yo no los tuyos,
como siempre,
ves la realidad con una mirada distinta,
lo ves todo más claro, yo pienso demasiado,
tus caricias y tus besos me hacen olvidar
las noches en penumbra, en soledad.

El silencio nos cobija, silencio solitario,
silencio que desparece con el ruido,
prefiere irse en silencio.
el tic-tac de un reloj suena, mas
no tanto como para ser un ruido,
como para hacer que el silencio huya,
como el frío cuando el fuego late con fuerza.

Así amanece un nuevo día en el mundo,
despertándome al alba, mirando,
mirando la luz,
esperando que el sol brille en el cielo,
para vivir contigo, para escribir sobre ti,
para mantener vivo nuestro amor,
para no sufrir más sin necesidad.

Te veo todavía abrazada a mí,
tienes los ojos abiertos, sonríes,
me sonríes,
me miras a los ojos, lees mi mirada,
me besas con ternura y pasión por igual,
dibujas un corazón en mi pecho,
apoyas tu cabeza en él y miras los rayos del sol.

Esperando al sol estuve mucho tiempo,
por fin ha llegado, para no marcharse,
eso espero yo,
porque no quiero estar triste a tu lado,
deseo amarte sin martirios, deseo
que en nuestro lecho no haya pena,
sólo amor, ternura, besos, solos tú y yo.

Me levanto y camino hacia la ventana,
me sigues con tu mirada, cada paso,
me detengo, sonrío,
unas hojas sueltas sobre la mesa,
unas palabras tuyas, llenas de amor,
una poesía con un título, un deseo
cumplido, la espera terminó.

Etiquetas: poetanovel1, poesias
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Enviado por poetanovel1 - 27/12/2008ir arriba

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