Sólo es un cuadro

Poema número 44 de 'Gritos sin voz, lágrimas sin llanto'

Estás de pie, inmóvil, en silencio,
los ojos abiertos, la mirada perdida,
el movimiento del universo no te afecta,
las horas ya no pasan para ti.

Las pinceladas del cuadro te enmudecen,
las lágrimas de tu ojos te martirizan,
te sacude el miedo, te puede la sinrazón,
pero sólo es un cuadro.

Sus colores oscuros te nublan la mente,
te rindes a tu miedo, a tu imaginación,
debes despertar y no dejarte llevar,
no te abrumes por lo que ves.

Tus párpados se quedan quietos,
tu boca semiabierta, labios temblorosos,
manos débiles, piernas frágiles cual cristal,
no puedes escapar de allí.

Las paredes blancas te absorben,
se estrechan por segundos a tus lados,
miras a la derecha y no puedes salir,
a tu izquierda lo mismo.

Las luces del museo se apagan,
mas inmóvil permaneces ante el lienzo,
siempre temiste a los poderosos dioses,
y ahora mucho más.

Te tomo de la mano y te susurro,
“sólo es un cuadro”, no es más,
pero tu mirada sigue fija en la sangre,
en la mirada de la locura.

Un cuerpo inmóvil delante de otro,
muerto por la locura de un padre mitológico,
los gritos y los golpes regresan de nuevo,
el olor a alcohol y violencia.

Lloras y te beso, no quiero que sufras,
te tomo de la mano y nos vamos,
no puedo hacerte olvidar tu infancia,
pero tu dolor ya pasó.