Poema número 10 de 'Gritos sin voz, lágrimas sin llanto'
Racional o irracional, qué mas da, no me importa,
tengo que pedirte perdón por sentir lo que siento,
tengo que llorar delante de ti expresando mi culpa,
arrodillarme, mirar al suelo y suplicarte,
no puedo mirarte a los ojos, no lo merezco,
no puedo tocar tu rostro, cometer ese pecado,
sólo puedo y debo pedirte perdón.
Cada noche pensé en ti y lloré por amarte,
no puedo controlar mi sentimiento, mi amor,
mas pude controlar mi voz, y no lo hice,
mas pude controlar mis labios, y no fui capaz,
te he hecho daño, también me he herido a mí mismo,
mas lo único que me duele es tu dolor, no el mío,
te prometí la eternidad y no puedo cumplir mi promesa.
No tengo palabras que puedan hacer que me perdones,
no tengo palabras que puedan hacerte sonreír,
sólo soy un esclavo de mis palabras, de mis errores,
sólo soy un esclavo de la muerte, de la soledad,
mis últimos versos son mi petición de perdón,
después de ellos una eternidad de penitencia,
la culpa cae sobre mis hombros, merecida culpa.
Creía que el amor no me podía traer la muerte,
me equivoqué, y tarde me he dado cuenta,
puedo implorar, llorar, jurar, nada puede salvarme,
dicen que después de morir no hay nada,
no hay sufrimiento, no hay dolor, no hay pena,
antes lo creía, mas ahora no estoy tan seguro de ello,
estoy muerto, mas sufro, me duele el corazón, no tengo alivio.
Todos nuestros deseos de felicidad se rompieron,
cual espejo que cae de temblorosas y delicadas manos,
no debí haber hablado, en aquel instante todo acabó,
tus labios morados y tu piel blanca me dieron muerte,
mi amor por ti fue más fuerte que yo, ¿por qué?
ahora, más allá de la vida, no me hablas...
y sólo puedo pedirte perdón por enamorarme de ti.
