El Tiempo

Fuimos, y somos, aún somos niños
en un estado de permanente abismo.
Y somos sangre, sangre de otros.
Recuerdos. Polvo entre nuestros dedos.
De otros seremos. Vínculos rotos.
Viajeros de unos a otros que amemos.
Necios devotos. Desconocidos.
Rostros de gente que ya se ha ido.

Instrumento de cuerda, un alma tiembla.
Una ebriedad de luces se desliza al crepúsculo.
Y en la orilla del mundo: la realidad y sus fronteras.
Un día más, más de todo, otro número.

Más sueños para el que sueña, una luciérnaga.
Una burbuja en la ciénaga esconde un trozo de cielo.
Y en el nudo de un pañuelo se ahorca el llanto de una pena.
Un llanto más, más vacío, dolor mudo intenso.

Cruento sufrir en vela. Hipnosis de lamentos.

Hiel, triste ungüento, pus.
Ocre pasar del tiempo, fiel.
Miel, fin de un cuento, tú.
Dorado cemento, piel.
Opacidad suave. Sien
y ojos llenos de vejez.
Limosna, calor del sur.
Mendigo de sentimientos, él.
Se agotaron sus momentos.
Y se diluyó su ser.