Dos almas juntas para toda la eternidad

Sumido en el sufrimiento
de ver pasar los días,
me invade el pensamiento
aquella fría mañana invernal
cuando sintiendo tu manos frías
sobre mis manos en el canal,
nos evadimos juntos del mundo
soñando con un universo celestial.

Tus ojos se cerraban suavemente
mientras yo te acariciaba;
te abracé con mis brazos fuertemente
para no dejarte escapar,
mientras el viento tu pelo rociaba
con el embriagador aroma del mar;
no paré de pensar en tu mirada
ni tus ojos celestiales adorar.

Surcamos juntos los cielos
hasta llegar dormidos a nuestra casa,
donde el dulce viento se llevó los hielos
que la rodeaban, para dejarnos dormir
mientras a nuestro alrededor el tiempo pasa
sin que nosotros lo podamos sentir,
hasta llegar al final de nuestras vidas
y juntos, como queríamos, pudimos morir.