La semana pasada ligue. Pero no de esa manera patética que tengo de hacerlo, sino por la puerta grande.
Aquella fatídica noche conocí a un bombón que se llamaba Paula. Era una chica sacada de una revista erótica. Una de esas con la que fantaseas todas las noches y que se ves en la calle no te la quitas de la cabeza en seis meses. Paula. Paula se llamaba. Vivíamos en el mismo bloque. Se había mudado hace poco al 8ºD.
Recuerdo que aquella noche pude verla observándome mientras yo bailaba haciendo el 'ganso' en la discoteca. Recuerdo cómo se acercó a mí. Como me sonrió. Como se giró. Como me fustigó con su larga y bienoliente melena. Como se me metieron sus pelos en mi ojo y como lloré de dolor. También recuerdo que por un motivo inexplicable en mí conseguí mantener una conversación simpática y que mientras lo hacía notaba algún que otro retortijón.
Como de una nube caí en la realidad que me llevaba a su casa.
- ¡Chavalote hay que cumplir! ¡Hay que cumplir!- me dije a mí mismo.
Me invitó a una copa que no me supo a nada. Mientras ella me hablaba cariñosamente agarrada, yo intentaba repasar mentalmente todo lo que había aprendido en 10 años de consumo compulsivo de pornografía. Mi gran maestro, Rocco Sifreddi, me lo había enseñado todo.
En un momento dado, pasó por mi mente el chino de karate kid diciendo: 'dal cela, pulil cela dal cela, pulil cela' ¡Lárgate de aquí, cabrón!
Me despertaron de mis cavilaciones, o mejor dicho, mis alucinaciones, unos besos que Paula comenzó a darme en el cuello. Me temblaban las piernas. Se me salía el corazón. Nos íbamos a dar un beso.
-A ver, ¡repasa!- pensé -Posición de los labios. Perfecto. ¿Cantidad de saliva? Bien, bien. ¿Movimiento? Suave y constante. Mano derecha pecho izquierdo, mano izquierda cachete derecho. Todo genial. Perfecto.
Pero de pronto se me encendieron todas las alarmas. ¡Luz roja luz roja! ACUMULACIÓN PELIGROSA DE GASES.
¡Dios mío! Creí que se me iba a escapar el pedo más grande jamás tirado.
-Paula cariño –dije con los ojos achinados y una voz que intentaba disimular el esfuerzo- ¿puedo ir al baño?